Enfrentando al monstruo a la mañana temprano
Esta historia me sucedió en 1994 cuando fui enviado a la Ciudad del Cabo en Sudáfrica para comenzar un trabajo evangelístico. Acabábamos de alquilar un viejo galpón en desuso y después de algunas reformas básicas, abrimos la iglesia.
Sin embargo, bastó la primera lluvia para que verificáramos que el techo lloraba hacia adentro. Llamamos al dueño y le pedimos que se ocupara del tema. Era al fin del día y él prometió que resolvería el problema. Siendo dueño de empresas y muchas propiedades, pensé: “Espero que mande a alguien mañana mismo y no nos esté engañando.”
A la mañana siguiente, a las 7 horas él mismo llegó a la iglesia, que abría a las 5:30 hs (sí, el pueblo africano se despierta temprano… nuestra primera reunión era a las 6 hs de la mañana). Yo había terminado la reunión y conversaba con algunas personas que nos pedían oración antes de ir al trabajo. Terminé de atenderlas y fui a saludar al propietario. “Confieso que estoy sorprendido. No lo esperaba tan temprano.” – le dije.
Él respondió, con una firmeza y una positividad en su voz, características de las personas de éxito: “Pastor, hace muchos años aprendí una cosa en mis negocios: cuando usted tiene un problema o cualquier cosa desagradable para resolver, colóquelo encabezando la lista y hágalo a la mañana temprano. Si no, cuando más lo posterga y lo esquiva, peor queda su día. Entonces vine aquí para eliminar este problema de mi día y del suyo. ¿Cómo puedo ayudarlo?”
Nunca más me olvidé de aquel hombre ni de la lección que me enseñó. Pasaron casi 20 años y probé esta sabiduría centenas de veces.
Compruébelo usted también. Si hay alguna cosa que sabe que tiene que hacer pero vive desconfiando, temiendo o ensayando y nunca lo hace, pare de torturarse. Encare en seguida a ese monstruo y verá cómo el resto de su día va a fluir mucho mejor.
Es como arrancarse un apósito.
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