«El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no la conocerá más. Mas la misericordia del Señor es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que Le temen, y Su justicia sobre los hijos de los hijos…» Salmos 103:15-17

Esta es una verdad que muchas personas no prestan atención o no les gusta. Es la verdad de la brevedad de nuestra vida, de lo pasajera que es, y la comparación es adecuada, porque la flor pasa por ese proceso. Ella nace, crece, muere, y luego, nadie sabe que un día existió. Es exactamente así la vida del ser humano. El lugar en el que usted vive, probablemente, ya fue habitado por otras personas en tiempos remotos. Ellas murieron y usted ni sabe quiénes fueron. Lo que queda del pasado de las personas más famosas es una placa en una pared, el nombre de una calle, etcétera. Muchas calles son más famosas que la propia persona que dio su nombre. Pero, sobre los que temen a Dios, no es sobre todos, hay misericordia del Señor para siempre.

El hombre como mucho vive ochenta, noventa o cien años, ¿qué son cien años comparados con la eternidad? Si usted piensa en miles de años puestos en una línea, su vida sería un punto muy minúsculo. Si piensa en cuáles eran sus problemas, sus pensamientos, hace exactamente un año, tal vez ni los recuerde. Así es la vida, todo pasa, todo viene, todo se va. Las cosas rápidamente son sustituidas. Las personas pasan por nuestra vida, se mudan y se mueren. Tal vez se pregunte: «Entonces, ¿la vida no tiene sentido?», no, no es eso, al contrario, la vida tiene mucho sentido.

Hay personas que aún no encontraron el sentido de la vida. exactamente porque se enfocaron en ese punto de la línea y no en toda la línea. Las personas se enfocan todo el tiempo en el dinero, en las relaciones, les dan una extrema importancia a esas cosas. Nunca es suficiente para el ser humano, porque se enfoca en el aquí y ahora. Si usted realmente quiere tener un propósito en su vida, tiene que abrir su visión, tiene que comprender que no somos este cuerpo, según la Palabra de Dios, nuestra alma es eterna. No tiene sentido que la misericordia de Dios sea eterna, si solo la necesitáramos durante el tiempo limitado que estamos aquí. La misericordia de Dios es eterna, porque los que Lo temen estarán con Él por toda la eternidad.

Así que viva en esta tierra como si ya estuviera en el Reino de los Cielos. Busque vivir su vida en obediencia a la Palabra de Dios. De esta manera, está demostrando que es con Él con quien quiere vivir en la eternidad. Piense en esto: Su vida es como una flor, el viento pasa y nadie se acuerda. Vea el mensaje por completo.