thumb do blog Renato Cardoso
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EL USO CORRECTO DE ESTAS DOS PALABRAS PUEDE CAMBIAR SU VIDA

Las dos palabras más cortas y poderosas de nuestro idioma son: sí y no. Son palabras pequeñas, pero que pueden cambiar radicalmente su vida.

Jesús dijo: «Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no…», Mateo 5:37. Lo que quiso decir fue que, cuando usted dice «sí», que su «sí» sea «sí», y su «no» sea «no». Por eso, ¡no cambie lo que usted dijo! Él incluso agregó: «… porque lo que es más de esto, de mal procede».

¿Por qué? Porque genera duda, promueve incertidumbre, deshonestidad e inseguridad. Por ese motivo, proviene del mal. Cuando usted basa su vida en la duda, la inseguridad y la deshonestidad, naturalmente, está construyendo su vida sobre el mal y sembrando un problema para sí mismo allí adelante.

Jesús nos enseñó que debemos ser muy cuidadosos en nuestro hablar, con nuestro «sí» y «no», porque son palabras decisorias y promisorias. En otras palabras, está prometiendo algo, se está endeudando con su propio futuro. Si dice: «Iré contigo, a tal hora, a tal lugar», está haciendo una promesa. Por eso, debemos aprender a decir «no» más veces.

Muchas personas no saben decir que no, por miedo de desagradar o incomodar a alguien. Ellas dicen «sí», cuando, en realidad, quieren decir «no», y terminan decepcionando a la persona. Es mucho mejor decir «no», ser verdadero, que cambiar su palabra o darle esperanzas a una persona y después fallarle, frustrarla, demostrando que no es una persona confiable.

Muchos no entienden el poder del «sí» y del «no», y que esas palabras contienen una promesa que se hacen a sí mismos y que les hacen a otras personas. Lo peor de todo no es lo que les hacen a otras personas, sino que se mientan a sí mismos. Usted dice: «Haré eso y aquello», sabiendo, en el fondo, que no lo hará.

De esta manera, crea el hábito de mentirse a sí mismo, de engañarse y de no creer en usted, esta es una de las peores cosas que puede hacerse.

El mensaje que está pasando cuando se miente a sí mismo es el siguiente: «No soy digno de confianza. Lo que digo no se puede tomar en cuenta. Mis decisiones no se mantienen. Mis promesas no sirven de nada».

Así se destruye, se vuelve su peor enemigo. Por eso, Jesús dijo que lo que pasa de esto procede del mal. Cuando no usa el «sí» y el «no» como debería, con firmeza, transparencia, verdad, honestidad, está invitando al mal a que entre en usted.

Ahora bien, si este año quiere cambiar su vida, empiece por sus palabras. Si está muy acostumbrado a decir algo y hacer otra cosa, tal vez tropiece en algún momento, pero, cuando lo haga, se acordará de estas palabras y empezará a corregirse y a ser valiente para decirle «no» a las personas, o para decirles que «sí» y aceptar un desafío que, normalmente, no aceptaría.

Usted empezará a vigilar sus palabras para que estén alineadas a sus actitudes. Ahí, verá cómo su vida cambiará con este pequeño ajuste: aprender a decir «sí» cuando verdaderamente es «sí», y «no» cuando verdaderamente es «no».

Vea el video y reflexione sobre el tema.