Lo que usted dice tiene un impacto sobre lo que usted siente y sobre lo que las personas a su alrededor sienten también. Las apalabras provocan emociones y desarman explosiones, como está escrito: «La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor». Si usted vio a alguien que estaba en un momento de furor y otra persona supo decirle una palabra blanda, se habrá quedado admirado con la habilidad de esa persona al desarmar una bomba que estaba a punto de explotar.

Usted puede usar sus palabras para desarmar la bomba o para encender la mecha. Entonces, si alguien lo enfrenta con toda la ira, usted debe pensar para no responder a la altura de lo que está escuchando, es decir, antes de decirle una palabra blanda a otra persona, usted debe decírsela a sí mismo.

Aprenda a usar esta arma, porque todo el tiempo estamos sujetos a las emociones, a sentir rabia, ansiedad, tristeza, preocupación, odio, etc. Si usted sabe usar esta herramienta de la palabra para administrar sus sentimientos, usará las palabras correctas. Si sabe que tiene que ordenar la casa, pero se queda en el celular, se dirá a sí mismo: «Levántate ahora, ignora ese celular y pon una canción movida», es decir, se dará esa orden a sí mismo.

De la misma manera, usted que se queda lamentando por su vida, diciendo que nada le sale bien y dice palabras que suscitan malos sentimientos, no permita que esto siga sucediendo. No use las palabras equivocadas para despertar malos sentimientos en quienes lo escuchan.
Lo que más existe en el mundo son personas que esparcen tonterías por ahí, y cambian el humor de las personas con sus palabras. Vigile lo que usted escucha y se dice a sí mismo o a los demás. Con una palabra, usted salva una vida, con otra, la destruye.