El peso
Una cosa que el Espíritu Santo colocó en nuestro corazón cuando subíamos el Monte Sinaí hace algunos días:
Quien quiera llegar a la cima, líbrese de todo peso.
Es una regla obvia del montañismo. Pero solo cuando usted está allí, subiendo aquél monte, con una mochila pesada en la espalda, debajo del sol, las rodillas ardiendo, y la espalda adolorida, es que esa regla se torna más clara y verdadera como nunca. Cualquier 100 gramos parecen ser 10 kilos…
Y en la vida es la misma cosa. Tenemos que largar todo que es desnecesario, todo equipaje inútil, para poder llegar al destino deseado.
Parafraseando Hebreos 12:1-2, podemos decir:
¿Usted comprenden lo que esto significa — todos aquellos héroes de la fe, pioneros en la confianza en Dios, que nos animan desde las gradas celestiales? ¡Significa que tenemos que dejar a un lado todo lo que nos obstaculiza, todo el peso que nos retrasa, continuar la carrera, y nunca desistir! Nada de grasa espiritual ni pecado que paralice.
Miren para Jesús que comenzó y terminó la carrera que aún estamos corriendo. Observen y aprendan con Él. Porque Él nunca perdió de vista el objetivo — cruzar aquella línea de llegada con Dios y para Dios. El soportó todo por el camino: cruz, vergüenza, lo que fuera. Y ahora, Él está en un lugar de honra, al lado del Padre.
Al llegar delante de un nuevo año, lleno de metas, desafíos y montes para conquistar, tenemos que evaluar lo que estamos llevando en nuestro equipaje. Es un buen momento de sacar todo lo que nos retrasa, quitar el peso que ciertamente nos impedirá de correr y alcanzar nuestras metas.
Resentimientos, lamentos, malos recuerdos, fracasos, palabras de muerte, heridas abiertas, raíz de amargura, pecado escondido, mentiras, vicios, traumas, tristeza, malos pensamientos, distracciones, conformidad — y todo lo que pesa sobre nosotros y nos impide de correr.
¿Pero cómo? — pregunta usted.
Tomando una decisión. Decida que usted no cargará más este peso dentro de usted. Terminó. Decida que como terminó 2010, terminó también ese problema dentro de usted. Y solo usted puede decidir eso.
Yo ya decidí. Porque yo quiero correr en 2011, y no atrasarme.
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