thumb do blog Renato Cardoso
thumb do blog Renato Cardoso

¡EL MEJOR AMIGO DEL DIABLO, BFF!

Vea el mensaje

Hemos estado hablando acerca de la oración más difícil de la Biblia. Entre tantas oraciones bellísimas en las Escrituras, como las de Moisés, David, Ana, Lea, Jeremías y tantos otros, ninguna se compara, en dificultad, a la oración que el Señor Jesús hizo en Getsemaní: “No sea como Yo quiero, sino como Tú quieras”. (Mateo 26:39)

¿Por qué esta es la oración más difícil?

Es la oración más difícil porque toca la raíz del mayor problema humano: el yo. Cuando Jesús dice: “no sea como Yo quiero, sino como Tú quieras”, va directo al punto. El gran conflicto del ser humano es su propia voluntad. Es el ego que insiste en ser escuchado, que quiere tener prioridad incluso por encima de la voluntad de Dios.

Desde pequeños somos así. El niño, cuando no recibe lo que quiere, llora para llamar la atención hacia su voluntad. Muchos padres, por no saber decir “no”, terminan criando no a un hijo, sino a un monstruo, alguien incapaz de lidiar con límites, frustraciones y la libertad del otro.

Las consecuencias de una vida sin límites

La sociedad actual sufre exactamente las consecuencias de esto. Jóvenes y adultos que nunca aprendieron a escuchar un “no” transforman el mundo en caos. Las restricciones, el autocontrol, el dominio propio y el respeto se vuelven una rareza. Cada uno quiere defender solo lo suyo, lo que desea, lo que piensa.

Por eso la oración de Jesús expone con tanta claridad el problema de todos nosotros, sin excepción. Si incluso Él, en carne humana, enfrentó el conflicto entre su voluntad y la del Padre, ¡imagina nosotros, muy por debajo de Su perfección y carácter!

El yo: el mayor aliado del diablo

Todos somos víctimas de nuestra propia voluntad. Nuestro yo es el mejor amigo del diablo y, al mismo tiempo, nuestro peor enemigo. Ese yo —terco, insistente y autosuficiente — perjudica nuestra fe y nos aleja de Dios.

La oración en Getsemaní nos revela, por tanto, no solo la lucha interna de Jesús, sino también el motivo de muchas oraciones aparentemente no respondidas.

El “no” de Dios también es una respuesta

La Biblia muestra que, estrictamente hablando, no existe oración sin respuesta. Dios siempre responde: , no o aún no.

  • Jesús recibió tres “no” en Getsemaní (Mateo 26:39).
  • Pablo recibió tres “no” al pedir la remoción del aguijón en la carne (2 Corintios 12:7-9).
  • David oró y ayunó siete días por la vida de su hijo recién nacido — y Dios respondió “no” (2 Samuel 12:16-19).

Muchas veces decimos “Dios no me respondió” cuando, en verdad, Él respondió, y nosotros no lo aceptamos…

El ser humano intenta imponerle su voluntad a Dios

Cuando la respuesta no es la que queremos, tendemos a plantarnos: “Si el Señor no lo hace, entonces no voy a servir más”. Es casi un chantaje espiritual.

Pero la verdad es simple: la voluntad de Dios es soberana, y necesitamos someternos, como hizo Jesús.

Jesús: el ejemplo perfecto de sumisión

El propio Señor Jesús declaró:

“Porque he descendido del Cielo, no para hacer Mi voluntad, sino la voluntad del que Me envió”. (Juan 6:38)

Él sabía que había venido a cumplir una misión específica. No estaba en el mundo para expresar Su opinión ni para buscar intereses propios. Fue enviado, y quien es enviado cumple las órdenes de aquel que lo envía.

Así como un empleado representa a su empresa y un diplomático representa a su país, Jesús representaba al Padre. No sobrepasó los límites de la voluntad divina. Obedeció. Se sometió.

El antídoto contra el veneno del yo

Jesús es el antídoto contra el veneno llamado “yo”, que vive en cada uno de nosotros. Cuando abrazamos Su ejemplo y decimos: “No puedo vivir según mi propia voluntad, sino según la de Dios”, nos blindamos contra ese enemigo interno. Alineamos nuestras peticiones con la voluntad divina y, así, evitamos la frustración de las oraciones que no se cumplen de la manera que imaginábamos.

Mira el video con atención y aprende a neutralizar todo lo que intenta sabotear tu fe y seguir la voluntad de Dios, que es buena, perfecta y agradable.

imagem do author
Colaborador

Obispo Renato Cardoso