thumb do blog Renato Cardoso
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EL MAYOR PROBLEMA DEL SER HUMANO: EL PECADO

El pecado es la peor herencia que recibimos: silencioso, invisible, pero letal. La buena noticia es que existe una cura: el sacrificio del Señor Jesús

El mayor problema del ser humano es la maldición del pecado. Tu mayor problema no es ese por el que vienes a pedir oración para resolver. Tu mayor problema es que mientras vivas en el pecado, y bajo el pecado, tu vida estará maldita. Porque el pecado es una maldición. La Palabra de Dios dice que cuando el hombre y la mujer pecaron:

«Entonces dijo a Adán: Por cuanto has escuchado la voz de tu mujer y has comido del árbol del cual te ordené, diciendo: “No comerás de él», maldita será la Tierra por tu causa; con trabajo comerás de ella todos los días de tu vida”».

Génesis 3:17

¿Lo has comprendido? El verdadero problema de la humanidad se resume en una sola palabra: pecado.

¿Qué es el pecado?

Es desobedecer a Dios, ignorar Su Voz y, por lo tanto, escuchar la voz del diablo, a través del propio corazón, de los propios deseos. Cuando el ser humano escucha la voz de su corazón, está escuchando la voz del mal.

Además, la Palabra enseña que somos esclavos de aquel a quien obedecemos, es decir, si tú obedeces la voz de alguien, le sirves. Entonces, cuando escuchas la Palabra y obedeces a Dios, te colocas bajo Su responsabilidad.

Pero cuando Lo ignoras y escuchas otras voces, te coloca bajo la autoridad del mal. Eso es el pecado. Pecado no es solo robar, matar, adulterar y demás. Pecado es la desobediencia a Dios, ignorar Su Voz y escuchar las que son contrarias a Él.

El resultado:

Cuando uno se pone bajo la maldición del pecado, este destruye su vida. Lo primero que hace es quitar la paz; después abre la puerta de la vida de la persona al mal y, con eso, hace lo que quiere con ella. Así comienza toda la desgracia del ser humano, que termina llevándolo a la muerte. Y allí viene lo que la Biblia llama la segunda muerte.

Entiende: el pecado no es solo lo que hacemos, está en nuestra naturaleza. Ya nacemos en pecado. El niño, por ejemplo, no necesita aprender a pecar, ya lo lleva en su interior. Aun sin saber hablar, ya sabe mentir, engañar. El padre le pregunta: «¿Quién hizo esto?» Y él miente. El pecado ya está en nuestra sangre, como una enfermedad hereditaria.

La solución:

Por eso, el Señor Jesús vino a este mundo, para resolver el problema del pecado: vino a esta Tierra como hombre, obedeció al Padre como ningún ser humano pudo antes ni después de Él. Cumplió la ley. Cumplió la Voluntad de Dios, pero injustamente fue a la cruz. Fue crucificado, fue asesinado y allí llevó sobre sí nuestros pecados.

Entonces, si quieres ser sanado de la maldición del pecado que corre por tus venas, debes creer en el Señor Jesús, en Su sacrificio, arrepentirte de tus pecados y abandonarlos, que es lo que la Biblia llama conversión. Y entonces bautizarte en las aguas, dejando atrás la vida vieja, ser lleno del Espíritu Santo y comenzar a vivir una vida nueva para Dios. Solo así eres sanado del pecado.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso