EL IMPACTO DE LA INFANCIA EN SU VIDA
Aunque no haya tenido padres presentes, Dios se presenta como Padre para aquellos que se arrepienten y se entregan a Él
«Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él». (Proverbios 22:6).
Este proverbio tiene mucho más que ver con usted —independientemente de que sea padre o madre— que con sus habilidades parentales.
En un primer momento, la enseñanza aquí es: padre y madre deben enseñarle el camino correcto al niño para que esté enraizado en él y, al ser adulto, tenga un parámetro, raíces y principios por los cuales pueda guiar sus decisiones.
Cuando profundizamos en esta palabra, independientemente de que tengamos un hijo o no, entendemos que lo que sucede en nuestra infancia nos afecta el resto de la vida.
Es importante entender de qué manera su infancia puede impactar aún en su vida adulta para que pueda conocerse y liberarse de ataduras que comenzaron en aquel entonces, en las experiencias que tuvo en su casa, en su familia.
Cuando observamos eso, vemos que ni siquiera los héroes de la fe fueron inmunes a este hecho. Hoy, una de las principales guerras en el mundo es en Oriente Medio. ¿Cuándo comenzó eso? En el tiempo de Abraham. Los hijos de Isaac luchando contra los hijos de Ismael y viceversa. Los descendientes de dos hijos del mismo padre.
También hay otra historia de padres que favorecen a sus respectivos hijos. Fue el caso de Isaac y Rebeca con sus mellizos Esaú y Jacob. La Biblia registra que los padres no escondían su preferencia. ¿Y qué sucedió? Los hermanos se enemistaron. Y Jacob no aprendió la lección. También mostró su preferencia por uno de sus 12 hijos, José. Lo que hizo que los hermanos lo envidiaran y lo odiaran.
Esta es una característica humana. La forma en la que nos sentimos amados o no por nuestros padres impacta nuestro comportamiento. No es en vano que Dios creó a la familia. Y la familia debe ser constituida por el padre, la madre y los hijos presentes. Y no el desorden que hay hoy en día en el mundo y que la sociedad refleja.
Pero ¿adónde quiero llegar? Es muy importante que usted entienda el plan de Dios. El evangelio de Mateo, capítulo 3, en los versículos 16 y 17, se relata cuando Jesús fue bautizado en las aguas: «Después de ser bautizado, Jesús salió del agua inmediatamente; y he aquí, los cielos se abrieron, y Él vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía sobre Él. Y he aquí, se oyó una Voz de los Cielos que decía: Este es mi Hijo amado en Quien Me he complacido».
Es decir, el Padre del Cielo afirmó, delante de todos los testigos, Su amor por el Hijo amado, Jesús, y Le dio Su Espíritu para estar con Él. Ese es un modelo de lo que debe suceder. La Palabra de Dios nos da el camino: nacer de nuevo, conocer al Padre Celestial. Independientemente del tipo de padre o madre que usted tuvo o tiene aquí, puede descubrir su valor cuando nace de Dios y conoce a su Padre original, el Padre Celestial, el Padre espiritual.
Existen cosas en nuestra vida que solo podrán ser resueltas con la muerte de nuestro viejo «yo» y el nacimiento de una nueva criatura en nosotros. Y eso sucede cuando conocemos a nuestro Padre Celestial. El bautismo en las aguas es el camino del renacimiento. Usted debe creer en Él, buscar el arrepentimiento y recibir el Espíritu Santo, porque cuando eso le suceda como Le sucedió a Jesús, Quien nos dio el ejemplo, también aparecerá la Voz desde el Cielo, confirmándole de Quién es hijo.
Vea el mensaje completo en el video y piense al respecto.
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