EL ENGAÑO DE LA CONCIENCIA LIMPIA: ¡No caiga!
Dios nos dio una conciencia como brújula interna para discernir lo correcto de lo incorrecto. Pero solo señala la dirección correcta cuando está alineada al Espíritu Santo (Romanos 9:1)
La conciencia fue creada por Dios para guiarnos. Sin embargo, solo funciona correctamente cuando está calibrada por el Espíritu Santo. Sola, puede fallar, corromperse o incluso quedar cauterizada. Creer que la conciencia siempre muestra lo correcto es un gran engaño.
Conciencia cauterizada: un peligro silencioso
Las personas que cometen crímenes y dicen: «haría todo de nuevo» son ejemplos claros de conciencia cauterizada. Pierde la sensibilidad y pasa a justificar incluso el pecado. Muchos usan la famosa frase «mi conciencia está limpia» para encubrir errores — pero limpia ¿según quién?
¿Limpieza relativa o patrón divino?
Así como el concepto de la casa limpia varía de persona en persona, lo mismo ocurre con la conciencia. Ya que lo que le parece limpio a uno, puede parecerle sucio a otro — y a Dios. Siendo así, la conciencia debe ser guiada por el patrón del Espíritu Santo, no por impresiones personales.
Pablo: un ejemplo de conciencia sumisa a Dios
En Romanos 9:1, Pablo dice: «Verdad digo en Cristo, no miento, (y mi conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo…)».
Él muestra que su conciencia estaba sumisa al Espíritu Santo, no guiada por voluntades humanas. Por lo tanto, esa sumisión es lo que hace de la conciencia un canal confiable.
Estamos acostumbrados a rendir cuentas: al jefe, al síndico, al gobierno incluso al basurero. Sin embargo, ignoramos la mayor rendición de cuentas: la que haremos delante de Dios. No tiene sentido temer exigencias humanas e ignorar al Juez Celestial.
¿Aun siente el peso de la conciencia? Esa es una buena señal
Por lo tanto, si siente su conciencia acusándole, agradezca. Eso muestra que aun es sensible a la voz de Dios, pero no lo ignore. Cuanto más resistimos, se vuelve más insensible. El Espíritu Santo puede dejar de hablar con quien insiste en no oír.
¿Qué hacer cuando la conciencia acusa?
La solución es simple, pero exige actitud:
- Confiésele sus pecados a Dios y a quien sea necesario;
- Pida perdón genuinamente;
- Abandone su pecado.
Mientras no haga eso, el peso de la culpa continuará. Y, si es ignorado, la conciencia podrá cerrarse para siempre.
No se engañe: la conciencia limpia no es una excusa para el error
Una conciencia verdaderamente limpia es aquella que el Espíritu Santo aprueba. No se engañe con justificaciones personales. Dios es misericordioso y perdonador, pero exige un arrepentimiento sincero y un cambio de actitud.
La almohada más cómoda es, sin duda, una conciencia limpia — pero limpia ante Dios, no solo ante usted mismo. Por lo tanto, busque esta limpieza en el Espíritu Santo. Arrepiéntase, confiese, cambie y permita que su conciencia vuelva a ser la brújula sensible que Dios creó en usted.
¿Siente que su conciencia está pesada?
No lo posponga más. Hable con Dios ahora mismo. Confiese, cambie y permita que el Espíritu Santo restaure su sensibilidad espiritual.
Mire este mensaje completo en el video publicado aquí.
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