thumb do blog Renato Cardoso
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El complejo de “quién soy yo”

Tal vez usted no tenga ese complejo. Quién sabe usted sea parte de la minoría que nunca lo tuvo o aprendió a superarlo. Las demás personas sin embargo, no logran cuantificar las oportunidades perdidas y los planes no realizados a causa de él. Es el complejo de “quién soy yo”.

¿Quién soy yo para que él me atienda?
¿Quién soy yo para pedir eso?
¿Quién soy yo para dar mi opinión?
¿Quién soy yo para molestar?
¿Quién soy yo en esta sala en medio de gente tan importante?
¿Quién soy yo ante mi pasado que me condena?
¿Quién soy yo para comprar eso?
¿Quién soy yo para vestir esa ropa?
¿Quién soy yo para ganar un sueldo como el de ella?
¿Quién soy yo para decir algo interesante?
¿Quién soy yo para enseñarle a alguien?
¿Quién soy yo en esta empresa si acabo de llegar?
¿Quién soy yo…quién soy yo…quién soy yo?

La respuesta en la mente es automática e invariable: “No eres nada. No eres nadie. No te lo mereces. Mírate. Es mejor que te quedes en lo tuyo.”

A partir de hoy usted cambiará eso. Todas las veces que esa voz cuestione sus méritos, responda usando las palabras del propio Dios a su respecto:

“Porque a Mis ojos fuiste de grande estima, fuiste honorable, y Yo te amé: daré pues hombres por ti, y naciones por tu alma. No temas, porque Yo soy contigo…” Isaías 43:4,5

¿Quién es usted? Alguien precioso a los ojos de Dios, amado por Él, digno de honra, escogido, cuya vida para Él vale muchas, incluyendo la de Su propio Hijo. Alguien que no tiene motivos para temer pues tiene a Dios a su lado todo el tiempo. Según Él, eso es lo que usted es.

No permita que nadie le diga lo contrario.