Nadie anhela vivir solo. Una persona solo piensa en eso después de pasar años de infierno con alguien, entonces dice: «Quiero salir de este matrimonio ya, no quiero estar con nadie, prefiero estar sola». La verdad es que no prefiere la soledad, sino el alivio de esa relación.

Para que tengas una idea, ni siquiera Dios, que es autosuficiente, quiso eso. Piensa: ¡si hay alguien que es completo, que lo tiene todo, es Dios! Y ni Él eligió vivir solo… Creó a los ángeles, eligió ser Padre, Hijo y Espíritu Santo, eligió crear al ser humano a Su Imagen y Semejanza. Tener hijos a quienes Él pueda dar y de quienes pueda recibir amor.

¿Pero cómo podemos ser felices con alguien? ¿Cómo crear la felicidad con otra persona? De la misma forma que la soledad tiene un precio, el matrimonio feliz también lo tiene. El precio es servir al otro, es entregarse.

Lección para un Matrimonio Blindado:

Cuando alguien se casa pensando en lo que el otro puede hacer por ella, no se está casando para servir, sino para sacar, que es lo contrario del amor. El amor es dar, y si quieres que tu matrimonio funcione, no puedes enfocarte en lo que el otro puede hacer por ti. Eso es una relación interesada.

En realidad, tienes que pensar que, si amas a esa persona, quieres su bien, la sirves con lo que necesita. «¿Cómo puedo hacer su vida aún mejor? ¿Cómo puedo hacer que se sienta bien, realizada?». Y cuando la veo feliz, esa felicidad vuelve hacia mí.

Cuando sirves, estás amando, estás haciendo el bien, estás siendo una persona de Dios, Lo estás representando. Al fin y al cabo, Él nos sirve todos los días y este es el secreto de cualquier relación.

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