DIOS Y EL DÍA DEL TRABAJADOR: 1 DESAHOGO + 1 LECCIÓN
Este Día del Trabajador tengo algunas consideraciones para usted. La primera es un desahogo y la segunda es la Palabra de Dios para el trabajador.
Vayamos primero al desahogo, ¿sí? Usted sabe que el salario mínimo aumenta, hubo un aumento de 18 reales. Estoy seguro de que al Gobierno le gustaría darle al trabajador un aumento aún mayor. Pero el mismo Gobierno sabe que así terminaría con la economía del país. ¿Por qué? ¿De qué manera el empresario podría aumentar el sueldo de un empleado si el Gobierno le quita a ese empresario dos o incluso tres veces el costo de su salario? Es decir, el empleado le cuesta al patrón dos o tres veces más el valor de su salario. Porque cuanto mas le paga a un empleado más debe pagarle al Gobierno. Esta es la historia que nadie cuenta. Y el Gobierno, aun así, quiere aumentar más los impuestos. ¿De qué manera los empleadores podrán emplear a más trabajadores o mejorar los sueldos si deben pagar impuestos tras impuestos?
Este es mi primer desahogo. Si usted quiere alguna solución, intente al menos en las próximas elecciones no votar a un Gobierno que aumente los impuestos.
Ahora pasemos a la Palabra de Dios que es lo que a usted le interesa.
El Salmo 128 es el que todo trabajador que desee aprender con los caminos de Dios debe meditar y practicar, naturalmente.
«Bienaventurado todo aquel que teme al Señor, que anda en Sus caminos. Cuando comieres el trabajo de tus manos. Bienaventurado serás, y te irá bien.» Salmos 128:1-2
Cuando dice: «… comerás del trabajo de tus manos…» quiere decir que su trabajo será suficiente para mantenerlo a usted y mantener a su familia. No dependerá ni del Gobierno, ni de amigos, ni de familiares, de nadie. Solo dependerá de sus propias manos.
«… serás feliz, y te irá bien»: Este es un detalle importante porque muchas personas comen del trabajo de sus propias manos, pero no son felices. Porque saben que mucho de su dinero proviene de cosas ilícitas. Muchos trabajan, pero sus trabajos no los satisfacen. Sin embargo, la Palabra de Dios dice que el hombre que Le teme será feliz con el trabajo de sus manos. Por supuesto, con luchas. Eso se verá reflejado en su casa también. Porque ¿de qué sirve trabajar, tener dinero y llegar a casa y no tener a nadie para disfrutar?
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