¿Usted quedó en encontrarse con alguien y esa persona no apareció? ¿Ya le pasó de que la persona lo vea en la puerta, pero ella fingió que no estaba en casa y no le abrió? Es frustrante, ¿verdad? Hasta llega a ser un insulto. La indiferencia es absoluta. ¿Y si le dijera que no solo usted puede estar haciendo esto todos los días, sino que también se lo hace al propio Dios?

La Biblia dice lo siguiente: «¿Por qué cuando vine, no hallé a nadie, y cuando llamé, nadie respondió? ¿Acaso se ha acortado Mi mano para no redimir? ¿No hay en Mí poder para librar? He aquí que con Mi reprensión hago secar el mar; convierto los ríos en desierto; sus peces se pudren por falta de agua, y mueren de sed», Isaías 50:2.

Observe el reclamo de Dios. Normalmente, pensamos que cuando oramos, Él debe presentarse, pero no pensamos que Él también nos llama. Dios también tiene pedidos para nosotros. Y, tal vez, usted no note que cuando Él lo llama, usted no Le responde. Dios da alertas: «No hagas eso. No es bueno para ti. Ve y pídele perdón al que te lastimó. Si vas por ese camino, más adelante vas a fracasar». Dios marca un encuentro con usted y usted no va. Él lo llama para orar y usted lo hace. Le llama para ir a la iglesia y usted no va. Siempre tiene una excusa para no presentarse. Pero, así como usted marca un encuentro con alguien y esa persona no se presenta, así como ella ve su llamada perdida y no se la devuelve, y usted se entristece, Dios también se siente así.

Cuando sucede una tragedia, todos dicen: «¿Por qué Dios lo permitió?» Pero las personas no quieren saber de Él. Tal vez, cuando alguien fue a su casa para invitarlo a ir a la iglesia, usted creyó que era el pastor el que lo llamaba, pero era Dios. ¿Cuántas veces creó una excusa para no hablar con Él? Ahí es cuando comprende el motivo del por qué sus oraciones no son respondidas. Dios nunca nos abandonó. Le pregunto: si no le gusta que hagan eso con usted, ¿por qué lo hace con Dios? Reflexione sobre el mensaje del video.