thumb do blog Renato Cardoso
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¿CUÁNTAS OPORTUNIDADES MÁS DEJARÁ PASAR? (AQUÍ VA UNA MÁS)

Una vez Dios se lamentó por Jerusalén, la ciudad Santa. Él dijo: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!” (Mateo 23:37).

Esta Palabra no se refiere solo a Jerusalén. La ciudad de Jerusalén representa a todas las personas que Dios intenta alcanzar de diferentes maneras. Así como lo hizo en el pasado, cuando intentó alcanzar a Jerusalén enviando profetas, sabios, escribas e incluso ángeles, que siempre eran rechazados, apedreados, asesinados, incluyendo a Su propio Hijo.

Dios tiene muchas maneras de hablar: Él puede usar un programa, un árbol, un problema por el que usted está pasando, un error suyo, e incluso a un ateo para hablarle. Esto se debe a que Dios es Dios y Él puede hablar de la manera que quiera. Sin embargo, para que la persona pueda escuchar Su voz, esta debe tener oídos humildes para recibir Su mensaje.

Uno de los peores errores que una persona puede cometer es pensar que sabe algo, porque así nunca buscará mejorar. Se cree autosuficiente y, por eso, no escucha los consejos de Dios ni los de nadie. Son esas personas que están sufriendo, pero que, cuando alguien les ofrece ayuda, dicen que están bien.

Muchas personas son así: resistentes y orgullosas. Por eso, Dios no logra alcanzarlas. No porque Dios no quiera, sino porque ellas no quieren.

¿Cuántas veces Dios envió algo o alguna situación para ayudarlo y usted se resistió? ¿Cuántas veces Dios le extendió la mano para intentar enseñarle algo y usted Lo rechazó a causa de su orgullo, por pensar que ya lo sabía, y quiso insistir en el error? Dios dejó esta Palabra para comprobar que Él lo intentó una innumerable cantidad de veces, pero usted no quiso, usted Lo rechazó.

Después del versículo mencionado anteriormente, Dios concluyó diciendo: “He aquí vuestra casa os es dejada desierta”. Él quiso decir así: “Ya que te quieres quedar solo, cumpliré tu deseo y te dejaré”.

Por lo tanto, si usted se resiste a todos los intentos de Dios para alcanzarlo, cuidado con el día en que Él cumpla lo que usted quiere.