COSAS QUE USTED NO ELIGE vs. DECISIONES QUE CAMBIAN LAS COSAS
Hay cosas en la vida que no podemos elegir. No elegimos el cuerpo en el que nacemos, tampoco nacer hombre o mujer, con rasgos privilegiados, o nacer en un país u otro. Usted no elige ciertas cosas que recibe en el momento en que llega a la tierra. Esas cosas usted no las decide. Es como en un juego de cartas en el que tiene que jugar con las que están en su mano. Así es nuestra vida.
Sin embargo, eso no quiere decir que, por el resto de la vida, cuando adquirimos la capacidad de razonar y tomar decisiones, no podamos hacer lo mejor. Muchas personas subestiman esto. De forma general, aun con las cosas que usted no decidió, puede hacer algo sobre estas. Por ejemplo, dejar de quejarse de sus condiciones. Puede tomar su historia, su pasado, y actuar diferente: «Yo soy fuerte, porque pasé todo eso». Esta es una decisión que usted toma.
En la Biblia, tenemos la «Parábola del hijo pródigo» (Lucas 15), que puede ayudar a ilustrar algo. Él tomó el dinero de la herencia, fue al mundo y desperdició todo. Tal vez, así como el hijo pródigo, usted no ha valorado a los padres que tiene, a la familia en la que creció, la misericordia que Dios ya le ofreció tantas veces (porque tal vez ya estaría muerto). Usted no se detiene a pensar: «¿Qué estoy haciendo con mi vida?». Fue ese momento que cambió la vida del hijo pródigo, por eso, él regresó a su casa y su padre lo aceptó.
Vea el poder de la decisión: ese joven no se mantuvo en el error del orgullo. Él no siguió cavando en el fondo del pozo como muchas personas hacen. ¡Deje de cavar en el fondo el pozo y despierte a la vida! Usted puede cambiar su vida ahora. Haga lo que tenga que hacer. Si debe pedir perdón, pida perdón. No es necesario que repita los errores del pasado. Dios le da este poder de cambiar. ¿Qué hará con ese poder que Dios le dio? El Padre lo está esperando.
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