thumb do blog Renato Cardoso
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COMPRANDO LA LICENCIA DE CONDUCIR: SABER VS. HACER

Todos nosotros, diariamente, somos el blanco de muchas informaciones, a través de la radio, la TV, de cualquier tipo de lectura, anuncios, publicidades, conversaciones de amigos, estudios, libros, en fin, recibimos informaciones de la más alta variedad. Muchas de ellas entran por un oído y salen por el otro. Sin embargo, otra parte la absorbemos.

Entonces, con esta retención de algunas informaciones, creamos, dentro de nosotros, la ilusión de que sabemos algo, solo por el hecho de haberlo escuchado.

No obstante, la verdad es que tener información sobre algo no es necesariamente saber sobre ese tema. Saber, de hecho, en el sentido pleno de la palabra, significa incorporar algo en la vida, a través de la práctica.

Por ejemplo, ¿por qué existe el examen práctico para obtener la licencia de conducir?

Aunque usted haga el examen teórico con todas las informaciones que involucran las leyes de tránsito que son necesarias saber, llegará el momento en el que deberá hacer el examen práctico. Es decir, tendrá que entrenar detrás del volante y mostrar que realmente sabe lo que estudió.

Entonces, el inspector validará si puede tener licencia de conducir o no, ¿no es así?

¿Por qué el tránsito, muchas veces, es caótico en nuestro país? Porque muchas personas se saltaron esa parte, pagaron para pasar el examen, no se preocuparon por SABER manejar, sino por PODER manejar.

Lo mismo sucede en todas las demás áreas en las que necesitamos estar seguros de que una persona sabe algo. Cuando usted va a un consultorio médico, quiere saber si ese médico realmente sabe, no basta con que tenga el diploma en la pared.

Todos sabemos que, para tener un diploma médico, él tuvo que pasar por el periodo práctico también, no solo por el teórico. Solo después de haber pasado un periodo dentro del hospital, practicando lo que aprendió en la teoría, obtiene el diploma, puede tener su propio consultorio y, finalmente, decir que es médico.

Y, cuanto más experimentado sea el médico, más reconocido es. Si usted se hará una operación delicada, quiere a un médico con experiencia, no uno que acaba de salir de la universidad.

¿Qué relación tiene esto con nuestra fe, con nuestra relación con Dios?

Ahora bien, lo que más hay en este mundo son personas con conocimientos bíblicos, religiosas, que van a la iglesia, que tienen un versículo bíblico preferido y que hacen una ensalada espiritual en sus mentes por escuchar varias voces.

Actualmente, las personas tienen muchas dudas. Nunca hubo tanta información en el mundo como hoy, tampoco hubo tanta duda, porque las personas no se definen, escuchan muchas voces, pero no escuchan la Palabra de Dios.

Jesús dijo: «Cualquiera, pues, que Me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca», Mateo 7:24-25

Es decir, escuchar la Palabra, creer en ella y practicarla es lo que hará que su vida esté firme, como el firme cimiento de una casa construida sobre la roca, nada la derrumba.

Si realmente practica la Palabra de Dios, ¡puede decir que sabe! Si solo tiene conocimiento y no lo practica, por su propio bien, no diga que sabe, ¡no se engañe! Entienda que lo que usted tiene es información. Tal vez escuchó al gallo cantar, ¡pero no sabe dónde!

En ningún área de su vida esto es tan importante como en la espiritual, es decir, en lo que respecta a la Palabra de Dios.