thumb do blog Renato Cardoso
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CÓMO Y POR DÓNDE COMENZAR A LEER LA BIBLIA

Muchas personas desean leer la Biblia, pero no saben cómo ni por dónde empezar. En este video, le daré algunos consejos. Aplíquelos y vea cómo Dios habla con usted

«¿Por dónde comenzar a leer la Biblia?», antes de responder esta pregunta, me gustaría explicarle porqué se debe leer la Biblia.

«En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios.» Juan 1:1

En otras palabras, Dios es la propia Palabra y Se manifiesta a través de esta. ¿Qué nos dejó Dios? Nos dejó Su Palabra. Él prohibió la construcción de imágenes, pero siempre orientó a los siervos a escribir, porque la Palabra tiene espíritu. El Señor Jesús dijo que Sus palabras son «espíritu y vida». ¿Por qué meditar en la Palabra de Dios? Porque vigoriza su mente, le da salud a su cuerpo y le da dirección. Si se pone a pensar, ¿quién es la persona más importante en este mundo? No hay nadie más grande que Dios. Pero usted ve en este mundo que las personas pagan ríos de dinero para estudiar en una buena facultad o para presenciar conferencias. El ser humano debería interesarse mucho más en lo que dice Dios.

Entonces ¿cómo y por dónde comenzar?

Muchas personas sugieren un plan de lectura: «Lea un capítulo por día», y demás, pero yo no soy muy fanático de los planes de lectura y no condeno a quien lo haga. Si para usted funciona, perfecto. Sin embargo, suelo ver que la persona aún no conoce la Palabra de Dios y, de repente, asume el compromiso de leer 5 capítulos por día; y, por el ajetreo del día a día, no lo logra. Si no leyó ayer, hoy deberá leer 10 capítulos.

La Biblia es mucho más que un cronograma de lectura, en realidad, esta debe volverse un hábito, así como comer y dormir. Jesús dijo que no solo de pan vivirá el hombre, sino de la Palabra que sale de la boca Dios.

Mi consejo es que trate la lectura de la Palabra como un diezmo que le entrega a Dios, un diezmo de su tiempo. «Diezmo» es la primicia, la primera parte de algo. Al despertar por la mañana, agradézcale a Dios por la noche de descanso, preséntele su día y pídale que guíe su mente cuando lea las Escrituras.

El siguiente paso es abrir la Biblia y leerla, antes de ver las redes sociales o recibir cualquier información en su cabeza. No mida los versículos, lea despacio, deguste, preste atención a cada palabra. ¿Quién habla? ¿Qué dice? ¿A quién le habla? Esto es un ejercicio. Usted empieza a entender el espíritu de la Palabra y Dios habla con usted más allá de lo que está escrito.

Cuando leo y Dios habla conmigo, me detengo y busco pensar en lo que me está diciendo. Muchas veces, vuelvo a ese tema en el transcurso del día o al día siguiente, para que eso se vuelva parte de mí. Si la Palabra de Dios no se vuelve parte de mí, no vale la pena.

Como consejo final: comience por el Evangelio de Juan, donde cita la historia del evangelio, en un lenguaje de fácil comprensión para un público amplio, que fue escritao como una herramienta para transmitirle la Palabra a cualquier persona.

Experimente y observe el efecto de esta lectura diaria en su vida. Vea el siguiente video.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso