Todos queremos tener paz. Si no es posible externamente — después de todo, en un mundo de guerra es imposible tener paz externa al 100% —, al menos es posible internamente, en nuestro mundo personal.

La paz interior nos brinda tranquilidad, seguridad y claridad para pensar, razonar y tomar decisiones correctas. Sin ella, esto se vuelve imposible. Una mente atribulada, nerviosa o enojada no puede elegir sabiamente.

Si bien la paz externa es inalcanzable en este mundo, la paz interna es totalmente posible.

El mundo no puede dar la paz que no tiene:

Los gobiernos y los políticos siempre hablan de paz, hacen promesas y firman acuerdos, pero, en la práctica, el resultado siempre es más guerras e injusticias. ¿Cómo alguien puede ofrecer paz si no la tiene?

De igual manera, en la vida personal y familiar, muchos desean paz en el hogar o en el trabajo, pero no logran dar lo que no tienen dentro de sí mismos.

El secreto de la paz interior:

El profeta Isaías escribió:

«Tú, Señor, guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en Ti persevera; porque en Ti ha confiado». Isaías 26:3

Aquí está el secreto de la verdadera paz interior: mantener la mente firme en Dios y confiar en Él.

El mundo vive alejado de Dios, obedeciendo sus propios deseos y caminos, inmerso en el pecado. Y la Biblia es clara: los impíos no tienen paz. Quien vive lejos de Dios y Le desobedece no puede experimentar esta paz.

Los tres pilares de la paz interior:

La paz interior es el resultado de tres puntos principales:

El perdón y la liberación de la culpa

La conciencia solo encuentra alivio cuando hay perdón. Así como un acusado absuelto por un juez respira aliviado y sale libre, quienes reciben el perdón de Dios experimentan paz. Por lo tanto, el primer paso es el arrepentimiento sincero y la búsqueda por el perdón Divino.

La conciencia pura

Después de ser perdonado, es necesario mantener la conciencia limpia. No tiene sentido pedir perdón hoy y ya planear el pecado de mañana. El verdadero arrepentimiento conduce a un cambio de vida y a la decisión de no volver al mismo error.

La morada del Espíritu Santo

Cuando el Espíritu de Paz, el propio Señor Jesús, habita en nosotros, la paz se convierte en un fruto natural de la vida. No depende del lugar, las circunstancias ni las personas, porque nace de nuestro interior.

Cómo mantener la paz interior:

Quienes ya poseen esta paz deben aprender a mantener su mente firme en Dios todos los días, en lugar de llenarla de malas noticias e informaciones que solo generan ansiedad e inquietud.

Pero si aún no tienes esta paz, necesitas arrepentirte, alejarte del pecado, buscar una nueva vida y pedir la presencia del Espíritu Santo — el Espíritu de Paz prometido a todos los que creen.