thumb do blog Renato Cardoso
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CÓMO ENTRAR A LA FAMILIA DE DIOS

Cuando usted practica la Palabra de Dios puede decir: «Jesús es mi Hermano mayor con quien puedo contar para interceder ante mi Padre»

En Efesios 2:19, leemos: «Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros, sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la Familia de Dios…».

Antes de la creación del ser humano y de la familia terrenal, Dios ya existía como familia: Padre, Hijo, Espíritu Santo y los ángeles. Al crear al hombre a Su imagen y semejanza, replicó en la Tierra ese modelo celestial. Esto explica por qué el diablo odia tanto a la familia: él perdió su lugar y jamás lo recuperará.

De la misma manera, muchas personas hoy rechazan la familia porque crecieron en hogares destruidos, marcados por la violencia, el abuso, el abandono y la traición. Esto es un reflejo de la guerra espiritual que enfrentamos. Quien es espiritual percibe esta realidad.

La separación de la Familia de Dios:

Pero ¿qué se necesita para volver a ser parte de la familia de Dios? Perdimos este privilegio por nuestra desobediencia. Cuando Adán y Eva pecaron, fueron expulsados de la Presencia de Dios, porque eligieron otro señor. Así como un padre puede verse obligado a alejar a un hijo involucrado en actividades ilícitas para proteger a la familia, Dios debió respetar la elección de la humanidad.

La buena noticia es que Jesús nos enseñó el camino de regreso. En una ocasión, mientras predicaba en una casa llena de gente, Su madre y Sus hermanos llegaron y pidieron verlo. Al ser informado, Él respondió: «Mi madre y Mis hermanos son estos que oyen la Palabra de Dios y La hacen». (Lucas 8:19-25).

Con esta respuesta, Jesús dejó claro que no había privilegios, ni siquiera para Su propia madre. María fue una mujer santa y elegida para traer a Jesús al mundo, pero también necesitaba obedecer la Palabra. Sus hermanos tampoco estaban exentos de esta condición. La misma regla se aplica a todos nosotros: tenemos el mismo derecho de formar parte de la Familia de Dios. Podemos tener a Jesús como nuestro hermano mayor y a Dios como nuestro Padre.

¿Cómo ser parte de la Familia de Dios?

Es simple: escuchar y practicar la Palabra de Dios. No basta con conocerla, predicarla o asistir a una iglesia. La fe no es solo creer en Dios, porque el diablo también cree. La fe verdadera es la obediencia a la Palabra.
Cuando practicamos la fe verdadera, nos convertimos en parte de la Familia de Dios. Y, a través de nuestra fe, nuestros parientes también pueden ser bendecidos y transformados. Así se expande el Reino de Dios: al vivir esta fe dentro de nuestro hogar, iluminamos a nuestros familiares, dándoles la oportunidad de creer y obedecer.

Si usted aún no forma parte, el camino está claro: escuche y practique la Palabra. Si ya pertenece a esta Familia, evalúe si ha sido un buen representante de ella, brindándoles a sus seres queridos la mejor oportunidad de acercarse a Dios.

Vea el mensaje completo en el siguiente video.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso