Nuestra reputación nos antecede. Es decir, llega antes que nosotros en cualquier lugar, eso es porque las personas escuchan hablar sobre nosotros antes de que ellas nos hablen personalmente.

Hay un texto en la Biblia que habla sobre la buena reputación. En el libro de Hechos, capítulo 6. En el inicio del capítulo dice: «Por aquellos días, al multiplicarse el número de los discípulos, surgió una queja de parte de los judíos helenistas en contra de los judíos nativos, porque sus viudas eran desatendidas en la distribución diaria de los alimentos. Entonces los doce convocaron a la congregación de los discípulos, y dijeron: No es conveniente que nosotros descuidemos la Palabra de Dios para servir mesas. Por tanto, hermanos, escoged de entre vosotros siete hombres de buena reputación, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes podamos encargar esta tarea», Hechos 6:1-3.

Pedro les dio una solución: elegir siete hombres de buena reputación y llenos del Espíritu Santo.

Reputación es lo que los demás dicen de usted, cómo es, cómo se comporta, cuál es su carácter, etc. Y cuando une una cosa con otra, eso se vuelve su reputación y por esta puede ser promovido, desconsiderado o no contarán más con usted.

No debe ignorarla. Muchos se quejan de que no reciben oportunidades, que son discriminados, pero, cuando vemos el trasfondo, descubrimos que su reputación no es buena.

En este caso, lo mejor que debe hacer es no quejarse, sino tomar el feedback, analizarse con humildad y usar eso para cambiar su comportamiento, desempeño, mejorar como persona. Comience a hacer las cosas de manera aplicada, honesta, dedicada, porque, de esta manera, su reputación hablará por usted.

No se enfoque en las personas que no le dan oportunidad, sino en mejorar como persona, que su reputación y las oportunidades en su vida también mejorarán.

Aprenda más al respecto en el siguiente video.