CÓMO CAMBIAR A SU JEFE
¿Ya se detuvo a pensar que usted es una compañía de 3? ¡Sí! Y uno de estos debe ser el líder, ¿cuál es el suyo?
¿A quién le gusta trabajar para un jefe malo, perverso e injusto? ¿A quién le gusta tener un gobernante que solo toma decisiones contrarias a todo lo que usted quiere para su vida, su familia y la sociedad? ¿A quién le gusta ser liderado por un mal líder? A nadie le gusta. Aunque no podamos hacer algo de inmediato, porque no es tan sencillo cambiar de trabajo, ¿y quién garantiza que el próximo jefe será mejor?, ni de gobernante, que solo sucede cada cuatro años y no depende solo de usted, hay otro jefe que puede cambiar y que tiene un impacto mucho mayor en usted: su espíritu.
Usted es una compañía de 3: cuerpo, alma y espíritu. El jefe de esos 3 debería ser el espíritu. Cuando decimos «espíritu», nos referimos a la mente, a la inteligencia y al entendimiento. Entonces, se supone que en esa compañía de 3, en la que uno es físico (cuerpo), el otro emoción (alma) y el otro inteligencia (espíritu), el espíritu es el jefe, el espíritu es el jefe de los tres. Si este es malo, naturalmente, como jefe tomará pésimas decisiones que afectarán toda su vida.
Entonces, es a causa de un espíritu impropio, que está dirigiendo mal el cuerpo, que la persona tiene enfermedades, porque no cuida bien su salud. Hay enfermedades que las personas no pueden hacer nada al respecto, pero la mayoría surgen porque no se cuidan, no hacen ejercicios y se alimentan mal. Es decir, el espíritu de ellas toma malas decisiones.
¿Cuántas personas están sufriendo en una relación abusiva, enfermiza, tóxica y no logran salir porque el alma se los pidió? «Me gusta, la quiero, no logrará vivir sin ella», el alma gritó por alguien que la trata mal y su espíritu no tuvo la fuerza para decir: «¡Basta! Termina esa relación, no te someterás más a eso». Entonces, ellas siguen con la relación a causa de su espíritu, que fue débil para sacarlas de esa situación.
Observe que Dios nos dio un jefe de nosotros mismos: el espíritu. La Palabra dice: «Como ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda», Proverbios 25:28. En otras palabras, nuestro espíritu funciona como una barrera, una protección para nuestra vida. Usted decide: «Hago. No hago». Si su espíritu no asume este papel, su alma o su cuerpo lo asumirán.
¿Su espíritu está ausente? ¿Su mente está entregada a los «videítos» de internet, a los entretenimientos de este mundo, a los chismes y a las informaciones inútiles? ¿Está fumando, bebiendo, durmiendo y viendo deportes? ¿Su espíritu está de vacaciones? Por eso su vida está desgobernada en las manos de un pésimo jefe que ni aparece para trabajar.
Si quiere cambiar de vida, primero debe trabajar en su espíritu. Si este no es fuerte, disciplinado, equilibrado y si no está alineado con el Espíritu de Dios, usted estará debajo de un tirano y expuesto como una casa sin puertas en un área peligrosa.
Piense: ¿Qué ha hecho para fortalecer su espíritu? Vea el mensaje completo en el video.
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