Fe es una decisión — y decidir también es un acto de fe. Comprender esa relación es esencial, porque la única forma de transformar su vida es por medio de decisiones conscientes. Su vida no cambia solo porque Dios es Poderoso o quiere que cambie.

Dios es Todopoderoso, sí, y desea lo mejor para nosotros. Pero Él nos dio libre albedrío, y por eso, la responsabilidad está en nuestras manos. El cambio sucede cuando escogemos actuar. Y cada decisión exige fe — usted necesita creer que aquella decisión es la mejor en aquel momento.

El poder de la decisión en lo cotidiano

Piense en las decisiones simples. Por ejemplo: ¿por qué eligió la ropa que está vistiendo hoy? En segundos, evaluó el clima, los compromisos del día y decidió basada en eso, lo que consideró lo mejor. Es decir, incluso en las decisiones cotidianas, la fe — en ese caso, la confianza en su juicio — está presente.

Pero cuando nos falta claridad o convicción nos volvemos inseguros. La duda nos paraliza. Esto demuestra cómo la fe y la decisión caminan juntas.

Un ejemplo bíblico de fe y coraje

Vamos al ejemplo del paralítico curado por Pedro y Juan, relatado en Hechos 3:

“Y cierto día Pedro y Juan subían al templo (…) Y había un hombre, cojo desde su nacimiento (…) para que pidiera limosna a los que entraban al templo.” (Hechos 3:1-3)

Aquel hombre vivía limitado a la práctica de mendigar, tal vez, incluso a ser explotado por otros. Pero aquel día, todo cambió. Al ver a los apóstoles, él les pidió una limosna.

Pedro respondió:

“No tengo plata ni oro, mas lo que tengo, te doy: en el nombre de Jesucristo el Nazareno, ¡anda!” (Hechos 3:6)

Aquí vemos dos decisiones de fe:

La decisión de Pedro:

Él simplemente podría haber ignorado al hombre, como cualquier otro. Pero decidió actuar con base en la fe. Pedro creía que, así como Jesús curaba, también podía ser instrumento de cura.

La decisión del paralítico:

Él podría haberse reusado y dicho: “No puedo caminar. Nací así”. Pero escogió creer. Decidió intentar. Entonces, en aquel acto de obediencia, su fe se manifestó.

“Y asiéndolo de la mano derecha, lo levantó; al instante sus pies y tobillos cobraron fuerza, y de un salto se puso en pie y andaba. Entró al templo con ellos caminando, saltando y alabando a Dios.” (Hechos 3:7-8)

La fe que produce milagros

Una única decisión puede cambiar su vida. Pero, a diferencia de las elecciones triviales, como la ropa del día, decisiones transformadoras exigen valentía. Requieren salir de la zona de confort y confiar en una promesa mayor — la Palabra de Dios.

Muchas veces, lo que nos impide vivir algo nuevo es el miedo al fracaso. Pero si usted se aferra a la dirección de Dios, a Su Voz, y es osado, su fe se libera, y el milagro sucede.

Cómo practicar decisiones de fe

• Deje de poner excusas. No diga más: “Soy así porque…” o “no lo logro a causa de…”;
• Comience pequeño. Tome decisiones más osadas en áreas simples y vaya creciendo;
• Busque dirección en Dios. Lea la Palabra, ore y pida sabiduría;
• Cuando venga la respuesta, actúe. No espere sentir una seguridad total — actúe con fe.

Fe no es solo creer — es decidir creyendo. Cuanto más valientes sean sus decisiones basadas en Dios, más verá crecer a su fe y cambiar su vida.

Escuche el mensaje completo en el siguiente video.