AVANCE AÑOS EN LA VIDA CON ESTA SIMPLE ACTITUD (POCOS LA TIENEN)
Tal vez usted siente que no logra salir del lugar. Le hablaré sobre dos cosas que le pueden estar pasando, son dos de las mayores barreras en la vida de una persona: el orgullo y la vergüenza.
Cuando comencé a ir a la escuela, alrededor de los seis o siete años, noté que los alumnos que más sobresalían eran los que preguntaban. Alumnos que no tenían vergüenza de levantar la mano y decir: «No entendí, profesora». Los que sincera y humildemente preguntaban sobresalían en las clases. Entendí eso y comencé a ponerlo en práctica. Es algo que me ha ayudado.
De las áreas que no estudiamos no sabemos determinadas cosas, por ejemplo. ¡Nadie sabe todo! Por eso, no es vergonzoso pedirle a alguien que nos explique. El orgullo puede hacer que la persona no pregunte o incluso finja que sabe, y esto es hipocresía.
Por eso, la vergüenza y el orgullo son grandes barreras que impiden que las personas avancen. Porque, cuando una persona no quiere tener la humildad de preguntarle a alguien: «Por favor, dígame lo que estoy haciendo mal, ¿de qué manera mejoro?», se queda atascada en la ignorancia. Una pregunta puede economizar años de su vida.
Es como la historia de Naamán, en la Biblia, 2 Reyes 5. Él era el capitán del ejército del rey de Siria y tenía lepra. Era un héroe entre el pueblo, pero tenía la vida comprometida. Escuchó hablar de que en Israel había un profeta, Eliseo, que podía curarlo. Así que comenzó una caminata de casi mil kilómetros hasta Israel, porque tenía la expectativa de que un hombre de Dios lo recibiría.
Sin embargo, la expectativa se frustró, porque Eliseo ni salió de su casa, sino que envió a un mensajero a decirle a Naamán que debía bañarse en el río lodoso del Jordán. Él salió enojado, su orgullo le impedía recibir la cura. Pero, a mitad de camino, sus siervos, es decir, personas socialmente inferiores a él, le aconsejaron obedecer al profeta. Naamán humildemente regresó, fue curado y se convirtió al Dios de Israel también.
De esta manera, cualquier orgullo o prejuicio hace que su vida se estanque. Cuando su vida tiene «lepra», ¿qué necesita? No necesita un río lindo con aguas cristalinas, lo que necesita es la cura. Cabe recordar que los religiosos estaban ante el propio Señor Jesús, pero no Lo vieron a causa del orgullo religioso. Ellos esperaban a alguien más sofisticado, solo que Dios no trabaja ni es así.
¡Despierte! ¿Quién sabe si con un poco más de sinceridad puede dar largos pasos en su vida? Reflexione sobre el mensaje del video.
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