Aprendiendo con Estéfanas (1)
Esta es la primera parte del mensaje que hablamos en nuestra reunión en Vila Mariana el domingo pasado. En el próximo post colocaremos la segunda parte. Vamos a aprender de un personaje poco mencionado en la Biblia. Quizás usted nunca supo de su existencia hasta aquí. Una meditación espiritual para personas espirituales.
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Hermanos, ya sabéis que la familia de Estéfanas es las primicias de Acaya, y que ellos se han dedicado al servicio de los santos. Os ruego que os sujetéis a personas como ellos, y a todos los que ayudan y trabajan. 1Coritios 16:15-16
Estéfanas y su familia son el blanco de estos versículos en la carta de Pablo. En pocas palabras, él revela puntos importantes sobre esas personas, que nos traen grandes lecciones.
Primeramente, Estéfanas y su casa fueron las “primicias” de Acaya, es decir, fueron los primeros que se convirtieron al Evangelio en esa región de Grecia. Fueron unos de los pocos que Pablo bautizó personalmente [1]. Estéfanas y su familia eran las primicias, o sea, los diezmos de Dios en aquella región.
Eso es interesante pues Dios dice en la Biblia que Su pueblo es Sus primicias. Los que Le son fieles son vistos por Él como especiales. Aprendemos aquí que más que dar apenas el 10% de nuestro dinero, tenemos que ser el diezmo. Ser el diezmo significa honrar a Dios con nuestras vidas, respetarlo, colocarlo en primer lugar en todo lo que hacemos.
Muchos oyeron el Evangelio en Acaya juntamente con Estéfanas. Pero él y su casa fueron los primeros en reaccionar positivamente y se convirtieron. Eso muestra una prontitud, una disponibilidad y una entrega sin reservas y sin rodeos… lanzarse de cabeza. Muchos tardan en convertirse, pero terminan convirtiéndose después de un largo proceso. Amén. Por lo menos así. Pero los del tipo de Estéfanas son los que se entregan sin tardanza. ¿Por qué posponer nuestra entrega a Dios? Sólo quien de verdad quiera correr el riesgo de no ser salvo, pues nunca sabemos cuándo partiremos de esta vida.
Quizás usted sea el primero que se convierta en su familia; el primero que decida bautizarse en las aguas; el primero que reciba el Espíritu Santo entre sus amigos; el primero que deje todo para hacer la Obra de Dios en su iglesia; o el primero que se entregue a Dios después de leer este mensaje. Sólo depende de usted.
Lo cierto es que hay un valor muy especial para Dios cuando alguien es el primero en decirle “sí” a Él, en servirlo, en hacer algo por Él. No sea lento en sus decisiones de servir a Dios. Sea siempre el primero en ofrecerse. Esta es la primera lección que aprendemos con Estéfanas.
Pero mañana habrá más. Nos encontramos aquí.
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[1] Pablo tenía la costumbre de dejar que otros discípulos bauticen a las personas. Sin embargo, note con esta “excepción” que el hacer algo que no hacía normalmente, le dio una gran ganancia al Evangelio más tarde. Estéfanas y su casa se volvieron fieles discípulos. A veces tenemos que hacer lo que no acostumbramos a hacer para obtener resultados que no acostumbramos a tener.
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