thumb do blog Renato Cardoso
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AMNESIA ESPIRITUAL: COMO SI NUNCA HUBIERA OCURRIDO

Hay una oración corta en el libro de Isaías que refleja la situación de muchas personas. Présteles atención a estas palabras: «Hemos venido a ser como aquellos de quienes nunca te enseñoreaste, sobre los cuales nunca fue llamado Tu nombre», Isaías 63:19.

El pueblo de Israel se quejaba con Dios por su condición de vida diciendo: «Mira, nuestro estado actual es como si Tú nunca hubieras sido nuestro Dios, como si nunca Te hubiéramos conocido. En otras palabras, parecemos incrédulos».

Y me quedé pensando en estas palabras y lo cuán apropiadas son para muchas personas. Me dirijo a usted que un día estuvo en la presencia de Dios, un día Él fue su Señor, pero hoy ya no lo es. Es como si echara de menos ese momento, pero quien ve su vida hoy nunca diría que un día usted conoció a Dios. Usted hablaba con Él, cantaba alabanzas que expresaban el sentimiento de su alma, meditaba en Su Palabra, les hablaba a otras personas con el objetivo de que conozcan a Dios.

No se lo digo para juzgarlo o para escarbar las razones por las cuales llegó adonde llegó, pero para que recurra a la oración del libro de Isaías.

No obstante, tal vez, se olvidaron de algo: no fue Dios el que Se olvidó de ellos, sino ellos los que abandonaron a Dios. Ese desamparo no sucedió de la noche a la mañana (y esto sirve de alerta para el que está bien espiritualmente hoy en día). La persona se despertó tarde cierto día y no oró. Después, al día siguiente, no oró de nuevo. Pero eso quedó registrado: «No leí la Biblia y no oré, pero eso no me hizo falta». Un domingo no fue a la iglesia, porque se fue de viaje y pensó: «Hay muchas personas que no van a la iglesia los domingos». El mal le da la sensación de bienestar a la persona, para que ella abandone de a poco el cultivo de la fe. Y, como una enfermedad silenciosa, la persona no siente.

Pero observe: hay esperanza para usted. Dios le extiende la mano a través de esta palabra. Si está aquí es porque en su interior hay esperanza. Por más débil que esté, hay un deseo de regresar. Entonces, ¿por qué no da el primer paso? Reconozca que se apartó y venza el sentimiento de vergüenza. Donde está eleve sus pensamientos a Dios y ore: «Padre, calienta mi ser, mi corazón. Ayúdame a fortalecer para regresar a Tus caminos». Haga una oración, pídale y tome las actitudes que usted ya sabe que tiene que tomar. Usted tiene que volver a la Casa del Padre y meditar en Sus palabras. Él promete: «… Volveos a Mí (…) y Yo Me volveré a vosotros…», Zacarías 1:3.

Vea este mensaje completo en el video de arriba.