AGRADAR Y RECIBIR
¿Usted sabía que es posible conseguir casi todo de casi cualquier persona sin manipularla, engañarla o implorarle? En este video descubrirá la mejora manera de pedir: agradando. Pero no solo a los demás, sino también a Dios
¿Cómo conseguir casi todo lo que desea de casi cualquier persona? La respuesta está en un principio simple de la Palabra de Dios: hacer por los demás lo que le gustaría que hicieran por usted. Eso fue lo que enseñó Jesús — actuar primero, agradar, servir. Esa actitud activa la poderosa «ley de dar y recibir». Así, cuando siembra amabilidad, cosecha buena voluntad.
Las personas difíciles cosechan aislamiento
Muchas personas viven enfocadas en sí mismas, ignorando lo que los demás esperan o necesitan. Piensan solo en lo que pueden obtener de los otros, no en lo que pueden ofrecer. ¿Cuál es el resultado natural de eso? Aislamiento. A nadie le gusta convivir con alguien que solo quiere recibir y nunca da nada.
Incluso cuando logran algo, generalmente es por obligación, dinero o posición — nunca de manera espontánea o con valor real.
La regla de oro: agradar de forma genuina
La Biblia enseña a agradar sin segundas intenciones. No se trata de adular ni manipular. Es servir con naturalidad, con empatía, con el corazón.
Un ejemplo sencillo: usted sale de una tienda y ve que alguien se acerca con las manos llenas. Sostener la puerta es un pequeño gesto, pero significativo. No lo hace por quién es la persona, sino por quién es usted.
Este principio aplica en el hogar, el trabajo, las amistades e incluso en interacciones casuales. Descubra qué agrada a quienes lo rodean — cónyuge, hijos, colegas. A veces es algo simple: un beso, una pregunta atenta, un gesto de cuidado. Eso transforma las relaciones.
Agradar también en el entorno profesional
En el trabajo, usted trata con personas todo el tiempo. Puede cumplir sus tareas de forma fría o elegir hacerlas con excelencia, yendo más allá de lo mínimo necesario. Esa actitud lo diferencia — y abre puertas.
Quien vive para agradar con sinceridad, sirve con alegría y siembra amabilidad, inevitablemente cosecha favores, apoyo e incluso recompensas inesperadas.
¿Y con Dios?
Muchos se quejan de que Dios no los escucha, que sus oraciones no son respondidas. Pero antes de pedir, es necesario reflexionar: ¿He agradado a Dios?
La murmuración es una de las actitudes que más desagradan al Señor. Como dice la Biblia, «sin fe es imposible agradar a Dios». (Hebreos 11:6). Quien realmente cree no vive quejándose — simplemente confía.
Vea lo que Dios dijo en Malaquías 3:13-15:
«Vuestras palabras han sido duras contra Mí —dice el Señor—. Pero decís: “¿Qué hemos hablado contra Ti?”. Habéis dicho: “En vano es servir a Dios. ¿Qué provecho hay en que guardemos Sus ordenanzas y en que andemos de duelo delante del Señor de los ejércitos? Por eso ahora llamamos bienaventurados a los soberbios. No solo prosperan los que hacen el mal, sino que también ponen a prueba a Dios y escapan impunes”».
El pueblo murmuraba, acusando injustamente a Dios, aun cosechando los frutos de su propia desobediencia.
La mejor manera de pedir es agradar
¿Quiere recibir algo de alguien — incluso de Dios? Comience dando. Agrade. Sirva. Haga su parte con fe y buena voluntad. Porque la mejor forma de pedir es agradar primero.
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