thumb do blog Renato Cardoso
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ACUSAR ES EL PLATO PREFERIDO DE ESTA PERSONA. ¡TENGA CUIDADO!

Señalar a alguien, acusar a alguien, sin fundamentos, es el “plato preferido” del diablo. Esa es un arma del mal para destruir a las personas. Acusar a alguien de algo puede destruirlo, aún más si es falsamente. Muchas personas que perdieron la reputación fueron víctimas de mentiras y calumnias. Y una mentira repetida miles de veces se vuelve verdad en la cabeza de las personas.

¿Y qué decir de la persona que se siente acusada? Cuando realmente se equivoca, peca y el diablo sabe que pecó, que es culpable y aún nadie lo sabe, nadie descubrió su pecado, todo el mundo piensa que ella está bien, pero ella no tiene paz, a causa de esa acusación.

¿Cuántas personas ya se están preparando, tienen un plan B para que, al momento en el que las descubran, se esfumen, desaparezcan? ¿Cuántas personas viven así, sin paz, y tienen que fingir las 24 horas del día porque tienen al acusador en su conciencia?

En la propia Palabra de Dios, Él consideró necesario incluir, en uno de los diez mandamientos, el mandamiento: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio”. ¿Cuál debe ser la defensa de todos nosotros que vivimos en un mundo en el que la acusación se volvió un deporte, en donde los medios usan su poder para acusar a una persona y condenarla antes, incluso, que sus propios abogados sepan lo que está sucediendo? ¿Cómo debemos actuar?

En primer lugar, usted tiene que saber la diferencia entre acusación y condenación. Sea muy cuidadoso al creer en cualquier historia y en cualquier acusación hecha contra alguien. Guárdese su juicio. Espere, porque Dios muestra la verdad. Es como el Señor Jesús dijo: “… porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto, que no haya de saberse”.

En segundo lugar, usted debe buscar siempre tener la conciencia limpia, andar en rectitud delante de Dios, porque cualquier motivo que usted le dé al diablo él lo usará en su contra.

En tercer lugar: el diablo es acusador y también es mentiroso. Él usará palabras sueltas para acusarlo y traerle malos pensamientos. Debemos ponernos un filtro en la cabeza. Debemos tener la seguridad de lo que queremos, de quiénes somos, del Dios al que servimos y rechazar todas las acusaciones que vienen contra nosotros, a nuestra mente.

Recuerdelo que el Señor Jesús dijo en Romanos 8:1: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu”.