thumb do blog Renato Cardoso
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¿ACASO USTED HARÍA ESTO SI JESÚS LO ESTUVIERA MIRANDO?

“… Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de Mí y sé perfecto.” Génesis 17:1. ¿Ser perfecto? ¿De qué manera alguien puede ser perfecto? Jesús lo dijo en Mateo 5:48: “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto”. ¿Cómo Dios puede esperar que alguien sea perfecto? El ser humano está lleno de errores, corrupción y se inclina hacia el mal. ¿Cómo podemos ser perfectos? Es difícil comprenderlo en el sentido literal. ¿Por qué Dios pediría eso? Cuando Él le dijo a Abraham: “… Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de Mí y sé perfecto”, quiso decir que el que, de manera consciente, está en Su Presencia será perfecto.

Cuando usted era un niño, probablemente se comportaba mejor cuando sus padres estaban en casa. En la ausencia de ellos, usted hacía determinadas cosas y esperaba que ellos no lo descubran. Cosas de niños. La presencia de los padres cambia el comportamiento de los hijos, así como la presencia del jefe cambia el comportamiento del empleado y la presencia de la esposa cambia el comportamiento del marido.

Cuando Dios le dijo a Abraham: “… Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de Mí y sé perfecto”, Él quería que Abraham viviera con esa conciencia: Dios está aquí, Él es testigo de todo lo que hago y pienso. Mi temor es mi respeto hacia Él. De esta manera debemos vivir nuestra vida, con la conciencia constante de la Presencia de Dios.

Usted no haría determinadas cosas si tuviera la conciencia constante de que Dios está con usted. No mentiría, no vería pornografía, etc. Si Jesús estuviera a su lado mientras está viendo pornografía, ¿usted seguiría viendo? Usted no haría cosas equivocadas si caminara en Su Presencia.

Si desea tener una vida diferente, un trabajo, una carrera, una vida perfecta, tenga la conciencia de que Dios está a su lado y sabe todas las cosas. Antes de darle riendas sueltas a su imaginación, pregúntese si lo que desea hacer Le agrada. Usted ya no puede usar esa excusa de que nadie es perfecto, porque Dios piensa diferente.