Estoy seguro de que ya sintió la frustración de que la vida es demasiado corta para poder disfrutar todo lo que esta tiene para ofrecer. ¿Ya sintió que no tendrá suficientes años para conocer todos los lugares que desea, para encontrar a todas las personas que le gustaría encontrar, para comer todas las comidas que le gustaría probar, para aprender todos los temas que le gustaría aprender? Usted no tendrá tiempo. El tiempo no perdona y usted lo nota al mirarse al espejo cada mañana.

Ahora bien, ¿sabe por qué tenemos esta sensación? Se lo voy a contar: porque no fuimos creados para vivir solo 80, 90 o 100 años, sino para vivir por toda la eternidad. No fuimos creados para vivir una vida limitada, sino para vivir eternamente con Dios.

¿Usted sabe qué fue lo que acortó la vida? ¿Qué fue lo que hizo al ser humano mortal? El pecado. La Palabra de Dios dice: «Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es Vida Eterna en Cristo Jesús Señor nuestro», Romanos 6:23. De esta manera, el pecado es el verdadero interruptor de la vida. Cuando las personas viven según su propia voluntad, les ponen un fin a sus vidas. Sin embargo, Dios ya resolvió este problema (solo para los que creen en el Señor Jesús, quien Se entregó por nuestro pecado). La única prueba de fe verdadera no es lo que usted sabe de la Biblia, no son los rituales, no es una afiliación religiosa, sino la obediencia a la Palabra de Dios, hacer a diario lo que dice creer.

Entonces, aquí, en este mundo, cuando la paz de Dios entra en su interior, ya no siente más que la vida es demasiado corta. Es como si tuviera una previa del Cielo. Usted ya no está más ansioso. Si logra hacer lo que quería en este mundo, gracias a Dios, y, si no lo logra, todo está bien también. Nunca más tendrá la sensación de que la vida es demasiado corta aquí en la tierra, al contrario, pasa a sentir que la vida es demasiado larga, porque no ve la hora de partir. Quien conoció la eternidad sabe que este mundo no se compara a lo que Dios tiene preparado para nosotros.

Deseo tanto que usted tenga esta paz en su interior; deseo tanto que conozca esa eternidad, pero no puedo hacer otra cosa que hablarle sobre esta. Usted tiene derecho a seguir haciendo su voluntad o decir: «Voy a creer en el Señor Jesús y voy a vivir según Su Palabra». A fin de cuentas, usted debe decidir lo que hará. Vea el siguiente video.