thumb do blog Renato Cardoso
thumb do blog Renato Cardoso

A QUIEN ESCUCHAS, TE INFLUENCIA

Así como lo que vemos está relacionado directamente con la manera en la que actuamos, lo que escuchamos también nos influencia

Ya enseñamos aquí que hacia donde miras, es hacia donde vas. Hay un vínculo inquebrantable entre visión y acción. Antes de actuar, tú ves. Así ocurre en todas las áreas de la vida. Todo lo que haces, primero lo visualizas, aunque sea solo en la imaginación.

Cómo la mente proyecta el destino antes de la acción

Piensa en ejemplos simples. Si estás camino al trabajo ahora, es porque, al despertar, pensaste: “Hoy es día de trabajar”. Entonces te visualizaste en tu empleo, imaginaste el destino de esta mañana y empezaste a actuar: te levantaste a la hora justa, te pusiste la ropa adecuada, tomaste el transporte y fuiste hasta allí. Llegaste — o estás llegando — porque lo viste antes en tu mente.

De la misma manera, cuando sientes sed, tu cuerpo pide agua y tu cerebro pregunta: “¿Dónde hay agua?”. Si estás en casa, visualizas la heladera, te levantas y vas hasta allí. Primero ves, después vas. Hacia donde miras, es hacia donde vas. Esta ley está programada dentro de nosotros, y nadie puede evitarla. Por eso, necesitas vigilar lo que pones delante de tus ojos, algo aún más urgente en los días actuales, en los que pasamos horas con los ojos clavados en pantallas y expuestos a cualquier tipo de contenido.

Cuando la visión equivocada lleva a la caída

Quienes trabajamos con personas vemos esto con claridad. Por ejemplo: quien se vuelve adicto a la pornografía inevitablemente cae en pecados sexuales. La persona mira, imagina, estimula deseos y comienza a reproducir eso en su comportamiento: masturbación, acoso, creación de perfiles falsos, intentos de conquista ilegítima. Hombres casados intentan reproducir con la esposa lo que vieron en la pantalla; si ella no acepta, buscan prostitutas. Esto vale para hombres, mujeres, para cualquier persona. Hacia donde miras, hacia allí vas.

La persona pone algo delante de los ojos, desea aquello y, entonces, dirige la mente, el cuerpo y la fuerza para alcanzar lo que visualizó. No es coincidencia que Dios haya puesto nuestros ojos al frente del rostro, alineados con los pies, que también caminan hacia adelante. Él dejó un mensaje: avanza. Mira hacia donde quieres llegar. La visión humana apunta hacia el futuro.

El destino final: el Cielo

¿Y cuál es el mayor destino del ser humano? El Cielo. Yo quiero llegar al Cielo. Quiero encontrar a Dios y escuchar las palabras: “… Siervo bueno y fiel […] entra en el gozo de tu Señor” (Mateo 25:21). Para eso, trato de mirar al cielo todos los días de mi camino. Pongo delante de mi mente el encuentro con mi Señor. Cuando mantengo esa visión, todas mis fuerzas se alinean para vivir de un modo que me conduzca a ese día.

La influencia inevitable de las voces

Pero hoy quiero añadir otra verdad tan fuerte como la primera: a quien escuchas, te influencia. Así como la visión direcciona, la audición moldea. Si escuchas consejos, opiniones y conversaciones, te vuelves influenciable. Me causa gracia cuando alguien dice: “Yo veo esto, leo aquello, escucho a Fulano, pero no me dejo influenciar”. Eso revela confusión y desconocimiento de sí mismo. Si el ser humano no fuera influenciable, Dios no trabajaría con la Palabra — y el diablo tampoco.

La palabra que escuchas influencia tu mente. No tengas dudas.

Un ejemplo simple: cuando yo era niño, aunque nacido en São Paulo, visitaba parientes en Rio de Janeiro. En pocos días, ya hablaba con un poco del acento carioca. Lo mismo ocurrió cuando viví en Inglaterra y en Estados Unidos: mi forma de hablar se adaptaba naturalmente. Todos somos influenciados; eso es normal. Adoptamos acentos, expresiones, vocabulario. La influencia existe para el bien y para el mal.

La pregunta esencial: ¿a quién estás escuchando?

Por eso, la pregunta es: ¿a quién estás escuchando? Necesitas vigilar lo que entra en tus oídos… A quien escuchas, te conduce. Si la influencia es buena, perfecto. Pero muchos mezclan verdad con veneno: 99% parece correcto, pero 1% contamina todo. En ese caso, yo prefiero decir: “No, gracias”. Silencio esa voz antes de que entre en mi mente e influya en mis decisiones…

Finalmente, sabiendo esto, presta atención a lo que has visto y escuchado, porque eso puede cambiar el rumbo de tu vida. Mira el mensaje en el video y compártelo para ayudar a más personas.

imagem do author
Colaborador

Obispo Renato Cardoso