thumb do blog Renato Cardoso
thumb do blog Renato Cardoso

3 maneras... una explicación

Pensé que la respuesta a la última frase del mensaje de ayer aquí en el blog era obvia. Lo siento. Parece que no era tan obvia. Por lo tanto, a riesgo de provocar opiniones diferentes, voy a tratar de explicarlo.

Permítanme decirlo desde el principio: Dios se complace de las tres actitudes : la obediencia, cumplimiento e iniciativa generosa. De cualquier forma, Él recibe algo de nosotros. Pero piense un poco sobre eso. Vamos a usar la analogía de la relación entre padres e hijos.

Por supuesto que los padres quieren que sus hijos les obedezcan. Pero no es sólo querer.  Se trata de una expectativa. Por razones naturales, los hijos deben obedecer a sus padres porque dependen de ellos para sobrevivir – al menos mientras son muy jóvenes. Entonces es como si los hijos no tuvieran mucha elección. O ellos obedecen, o… Entonces, en ese caso, obediencia tiene un cierto elemento de miedo — miedo a las consecuencias de desobedecer.

Con Dios es lo mismo.

De hecho, con respecto a Dios, el miedo de las consecuencias es aún mayor, por razones (¿será que debo decirlas?) obvias.

Tenemos también aquellas situaciones donde los hijos tienen la posibilidad de elegir. El padre puede querer que su hijo haga algo para él, pero no le da orden para hacerlo — sólo le pide, y espera que él, de buena voluntad, lo haga. “Hijo, sube y tráeme mis sandalias, por favor”. Él hijo puede estar viendo su programa favorito de televisión. Él puede elegir. Él puede decir al padre que ahora no puede o simplemente pedir a la hermana que vaya. O también él puede dejar lo que está haciendo e ir inmediatamente, considerando que agradar al padre es más importante que ver un programa que le gusta. Es su elección.

Con Dios es lo mismo.

Él pide algo. Tal vez la persona lo atienda de inmediato, o decida decir algo cómo: “Señor, yo sé que Tú me pediste que yo ganase almas, pero soy muy tímido. Por favor, envía a otra persona.” “Señor, yo sé que la Iglesia necesita de ayuda ahora, pero yo estoy muy ocupado, y además sabes que he estado ahorrando para ese nuevo televisor de plasma que realmente quiero. Pero estoy seguro que otras personas van a ayudar.”

Luego, tenemos la tercera actitud, que yo llamo «generosa iniciativa». Es cuando nosotros damos o hacemos algo para alguien voluntariamente, a pesar de que la persona nunca nos lo mandó o pidió. Es cuando el niño, al ver cómo su madre está atareada, decide ir a lavar los platos por ella o sacar la basura. Toma la iniciativa (sin que se lo pida o mande) y le da a su madre un regalo de bondad y consideración. La madre está muy sorprendida y contenta – no tanto por haber lavado los platos o haber sacado la basura, sino por el corazón de su hijo o hija.

Con Dios es lo mismo.

Fue ese el tipo de ofrenda que Él nos dio cuando entregó a Su Hijo, dígase de paso. Sí, Dios es ese tipo de dador. Por lo tanto, es obvio cual es el tipo de actitud que Él aprecia más.

Bueno, quizás no sea.

Lea este mensaje  en inglés…