thumb do blog Renato Cardoso
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2 ACTITUDES QUE LE IMPIDEN CAMBIAR (Y 1 QUE CAMBIA)

La mayoría de las personas no ven cambios significativos en sus vidas porque esperan que las cosas mejoren o tienen miedo de tomar la actitud necesaria para que las cosas mejoren. Es decir, en las dos opciones no hacen nada, se quedan inertes ante la situación.

Preste mucha atención, su vida solo cambiará cuando cambie sus actitudes, cuando haga algo diferente. Pero, si hace lo mismo, solo tendrá más del mismo resultado. Esas dos actitudes, la actitud de esperar que las cosas mejoren o la de tener miedo (usted sabe qué hacer, pero tiene miedo o pereza de hacerlo), son las actitudes más comunes del ser humano. Como somos naturalmente cómodos, criaturas del hábito, solemos hacer las mismas cosas todos los días, ¿no es verdad? Porque usted cayó en una rutina. Entró a una «vuelta al mundo» y el juego está girando. Y usted está allí, al mismo tiempo que está en el juego, se queja de él. De vez en cuando, las cosas mejoran, porque, en el juego, el que está abajo hoy, dentro de poco, estará arriba. Mañana tiene una mejor vista, dentro de poco, baja de nuevo. Usted se queja, siempre es lo mismo. Pero es usted el que está en la «vuelta al mundo»; usted fue el que entró al juego y siempre hace lo mismo, o se queda en la esperanza de que, por alguna razón del azar, su vida mejorará, o Dios hará algo por usted y las cosas mejorarán.

Sin embargo, en Filipenses, capítulo 2, versículo 13, dice que Dios es el que opera tanto el querer como el realizar, según Su voluntad. Observe que Dios no hace las cosas por nosotros, sino que hace las cosas en nosotros, a través de nosotros, pero no obliga a nadie. Él pone ímpetu, fe y disposición en nosotros, opera muchas veces en la intuición, que es el querer. Usted tiene el ímpetu de hacer algo diferente. Pero, al mismo tiempo que surge el ímpetu de Dios, también surge la duda humana; el miedo, la pereza.

Cuando Dios pone el querer, también pone el realizar. Es decir, el poder de poner ese querer en práctica. El problema es que queremos las cosas listas, hechas en nuestro regazo; queremos un Dios que venga como hombre, con una capa roja a rescatarnos en el momento del peligro. Esto es lo que queremos, un Dios Superhombre. Y Dios no es Superhombre, Él es Padre, amigo, consejero, guía, compañero, nos da estrategias y fe para actuar. Pero no actúa por nosotros, sino que actúa en nosotros.

Por lo tanto, si usted está en la inercia, esperando que las cosas mejoren o tiene miedo de tomar la actitud necesaria para que las cosas cambien, ¡despiértese! Dios pone en usted tanto el querer como el realizar, según Su voluntad. ¿Qué hará ahora con esta información? ¿Dará vuelta la página, seguirá su vida como ayer, como todos los otros días, o hará algo diferente?