3 FORMAS EN QUE PECAMOS CON LOS LABIOS: ¿Con cuál resbala más?
Hay un versículo muy interesante en la historia de Job, que dice que todo lo que él pasó (perdió todos sus bienes, a sus diez hijos en una tragedia y su salud; lo único que no perdió fue su vida y a su esposa, a quien el diablo dejó viva para atacarlo) no logró hacerlo pecar con sus labios (Job 2:9-10). Generalmente, cuando hablamos sobre pecados, pensamos en cosas evidentes, como robos, adulterio y demás, pero poco pensamos que los labios también pueden pecar. ¡Y cómo peca la boca! Si el ser humano entendiera esto, usaría su boca con mucha más sabiduría. Me gustaría darle tres ejemplos sobre cómo podemos pecar con los labios:
1.º Hablando mal de los demás
Todo el mundo sabe que eso no es noble, pero ¿cuántos de nosotros hemos criticado y usado la lengua para hablar mal de alguien? Generalmente, esa persona no está presente, pero, en privado (por el celular, en la casa o dentro del auto), alguien omite una opinión cargada de malos sentimientos contra ella. A veces a usted no le agrada una persona (lo que incluso no es un pecado) y va más allá, intenta manchar la imagen de esa persona a los ojos de otra (eso sí se vuelve un pecado gravísimo). Usted está proporcionando una información que es un mero sentimiento suyo. Si habla de un hecho, por ejemplo: «Fulano es un asesino», es una cosa, pero tal vez usted dice: «Fulano es orgulloso», esa es su opinión, porque quizás tiene envidia de la inteligencia de esa persona. En el momento en que lo dijo, ya pecó, y es el primero en ser perjudicado, porque es el primero en escuchar lo que dice.
2.º Hablando mal de nosotros mismos
Esto sucede cuando reducimos nuestra capacidad con una falsa modestia, cuando nos tiramos abajo sin considerar que la palabra tiene poder. Si usted creerá en alguien, creerá en sus propias opiniones. Si cree que es un estorbo, actuará como tal. Sin embargo, si es una verdad sobre usted, por ejemplo, si es alguien orgulloso, que mantiene la nariz parada y no da el brazo a torcer, está admitiendo su error. Este es el primer paso para el cambio, reconocer que está equivocado; pero no disminuya sus cualidades ni aumente sus defectos.
3.º Diciendo lo opuesto a lo que Dios dice
Ya escuché a muchos solteros cristianos decir: «Es bueno vivir solo. No quiero casarme». Tal vez esté bien solo (no se encuentra desesperado por casarse ni está depresivo, buscando una relación para llenarse), también entiendo que no todos fueron hechos para el matrimonio (como el apóstol Pablo), pero eso no es por resentimiento, sino por una decisión personal. Me refiero a las personas enfermas, con traumas, con asuntos sin resolver dentro de sí y que van en contra de lo que Dios dice: «… No es bueno que el hombre esté solo…», Génesis 2:18. Es decir, Dios dice una cosa y la persona dice otra. Usted no llegará muy lejos así. ¿Quiere argumentar con Dios y aún pensar que Él está equivocado?
Entonces, ¿ha actuado de esta manera? Job, a pesar de todo, no pecó con los labios. Si quiere perfeccionar su vida, comience cuidando sus pensamientos y lo que deja salir de sus labios. Vea el mensaje completo en el siguiente video.
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