Hay un versículo conocido que cita palabras del Señor Jesús: «Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil», Mateo 26:41.
Jesús lo dijo en el Jardín de Getsemaní, cuando Se llevó a algunos discípulos, a uno de los momentos de la vida del Señor Jesús, conocido como Su agonía, porque fue la noche en la que fue traicionado y detenido. Su alma estaba llena de tristeza hasta la muerte. Recordemos que el Señor Jesús, siendo Dios, estaba aquí como hombre. Él sentía el miedo de todo lo que estaba por suceder. Era una batalla física y espiritual la que estaba por suceder esa noche. Lo correcto era que los discípulos velen con Él, pero ellos se quedaban dormidos y, por eso, Él dijo ese versículo.

Aquí hay lecciones para nuestra vida sobre la importancia de vigilar, juntamente con orar. Es la necesidad de estar alertas, como un centinela, que necesita estar en constante atención con respecto a los ataques espirituales. La tentación es tramposa, todo el tiempo somos tentados, incluso en los momentos de paz. ¿Usted tiene un pensamiento recurrente que viene a su mente como: «Haz esto», «haz lo otro»? Aquí está la solución: Vigilar y orar. Manténgase atento para no bajar la guardia y ore para que Dios limpie su corazón, arranque ese pensamiento de su vida y para que usted esté alejado de lo malo.

Muchas veces, cuando el espíritu de la persona está débil, él cede ante la voluntad de la carne. Los discípulos cedieron ante la carne, porque ya estaba cansada, si estaban debajo de un árbol, se dormían. Pero el espíritu en el fondo sabía que Jesús estaba angustiado. Eso no era un secreto, porque el propio Señor Jesús lo dijo. ¿Qué hace cuando un amigo está así? ¿Le da la espalda? No, usted acude a la persona, mucho más si es Jesús. La carne se cansa, pide cosas, por eso, Dios nos dio un espíritu, para que gobernara la carne.

Este es el motivo por el que su espíritu necesita estar listo. Si no lo está, necesitará cambiar de espíritu. Dios dijo en Su Palabra: «Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne», Ezequiel 36:26.

¿Qué ha hecho para fortalecer su espíritu, que es el capitán de su cuerpo y de su alma?
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