thumb do blog Renato Cardoso
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¡PIENSO TANTO QUE NO SALGO DEL LUGAR! (La zombificación del ser humano)

El bombardeo de informaciones entrena a nuestro cerebro a no enfocarse en nada. Si usted no toma el control de sus pensamientos, estará condenado a volverse un zombi

Recientemente, cuando hablamos sobre los pensamientos acelerados, alguien dijo: «Pienso tanto que no salgo del lugar». Esa frase es curiosa.

Hay personas que no piensan y les va mal, pero también existe este extremo de «pensar demasiado». Eso es un problema. Sufren de «parálisis por análisis», analizan tanto una situación que no toman actitudes. Es una falta de enfoque, de capacidad de concentración, de terminar algo que se empezó. La persona hasta empieza entusiasmada, pero se distrae, comienza a hacer otra cosa. Ella no sale del lugar, porque se queda deduciendo muchas posibilidades. Una persona así es como quien sale de su casa por la mañana sin rumbo.

El bombardeo de informaciones en nuestra mente, proporcionado por las pantallas, entrena a nuestro cerebro para eso. Usted que se queda navegando en las redes sociales, viendo un video tras otro, está entrenando a su cerebro a no concentrarse. Usted desliza el dedo por la pantalla y ve un nuevo contenido cada segundo. El mensaje para su cerebro es: «No te enfoques mucho en este contenido, porque enseguida vendrá otro». Si no se deshace de eso, se volverá un zombi.

Observe lo que dice la Palabra de Dios: «No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta», Romanos 12:2.

Entonces, si usted no sale del lugar, probablemente, su mente ya fue tomada por alguien que la controla. Usted tiene que recuperar su cerebro y decidir en qué se enfocará. «¿En qué debo pensar?», debe poner su mente en Dios, porque allí estará seguro y tranquilo. Dios nunca le dará un mensaje que le haga mal. Por la mañana, olvídese de los mensajes en el celular y de las noticias. Al comenzar el día, diga: «Dios mío, ¿qué quieres hablar conmigo». Pídale que le enseñe a proteger su mente de las informaciones que no producen nada, como chismes y noticias inútiles.

Escriba: «Cuando termine este día, ¿qué quiero haber hecho?». ¿Qué le gustaría realizar antes de que el día se termine? ¿En qué le gustaría avanzar, que le gustaría marcar como «hecho»? Enfóquese en eso, y empieza a hacerlo ya.

Vea el mensaje completo en el siguiente video.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso