Personas de las que usted puede prescindir
Hay personas por ahí que parece que se despertaron un día y decidieron: “Voy a dedicar mi vida a ser una espina en la carne de los otros.” Molestos por profesión. Envidiosos escondidos. Personas infelices que solo sienten un poquito de alegría cuando están importunando a alguien. De preferencia a alguien que no les debe nada y nunca les hizo ningún mal.
El mundo está lleno de gente así. En el trabajo, en el barrio, en la escuela, en la iglesia, en la TV y en Internet. Este último, especialmente, se ha vuelto un excelente medio para que tales personas vomiten sus pensamientos inútiles e hirientes.
La buena noticia es que usted puede vivir sin esas personas. Usted puede no atenderles más el teléfono cuando llaman. No responder aquel e-mail (mejor, agregarlas en la lista de spam). Apretar la tecla “eliminar” más rápido de lo que pueda decir “persona de CI bajo”.
¿Estoy predicando el odio? No. Esas personas son dignas de pena, no de odio. Estoy predicando lo que Jesús, Pablo, Salomón y otros tantos hombres de Dios enseñaron al respecto de personas nocivas: aléjese de ellas.
No pierda el sueño a causa de ellas, no busque convencerlas de sus errores (va a gastar saliva en vano), no les dé ni siquiera 5 segundos de sus pensamientos. Solo haga con ellas lo que ellas no logran hacer con usted:
Ignorar su existencia.
Hijo Mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas. Proverbios 1:15
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