thumb do blog Renato Cardoso
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LOS DOS REMOS Y CÓMO SE REALIZA LO IMPOSIBLE

Un hombre quería cruzar un lago y le pidió ayuda a un barquero que estaba a la orilla, con un bote a remo. En el bote, el hombre comenzó a remar y, con el barquero, cruzó el lago. El hombre notó que en cada uno de los dos remos estaba la palabra: creer y actuar. Y preguntó: “¿Por qué está escrito creer y actuar en estos remos?” El barquero le dijo: “Reme con este remo”. El hombre comenzó a remar solo con el remo “creer” y el bote comenzó a dar vueltas. Después, el barquero le dijo: reme solo con el de “actuar” y el bote dio vueltas en otra dirección.

Luego, el hombre comprendió el propósito de esas dos palabras. El bote solo podría avanzar si él remara con ambos remos. Esta historia ilustra el gran error de muchas personas. Pero muchas caminan en círculos en la vida, usan solo la fe, una fe religiosa, teórica, sin acción. Para que avancemos, primero debemos creer, porque primero viene la fe, que es el nacimiento de toda acción. Si usted no cree, no pone los pies en el suelo para levantarse de la cama ni sale de la casa. Debemos mantener el remo de la fe en movimiento paralelamente al remo del actuar.

En una ocasión, los discípulos preguntaron por qué no lograron expulsar el demonio de un joven y Jesús les dijo: “… Por vuestra poca fe…”, y ellos fueron y pusieron la mano sobre el joven para expulsar el demonio, pero les faltó la fe, el remo del creer. “Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.” (Mateo 17:20)

Jesús está diciendo que, aunque nuestro problema sea miles de veces más grande que nuestra fe, como una montaña, y miles de veces más grande que un grano de mostaza, aun así, si usted cree, enfrenta el problema, usa su fe con convicción, así sucederá. La fe y la acción provocan lo imposible en nuestra vida.

En lugar de quedarse preocupado con el tamaño de su problema, mire hacia la fe que tiene y vaya, mueva los dos remos, ponga su objetivo en el otro lado de la orilla del río. No importa si viene la tempestad, no importa si hace frío, calor, siga remando, creyendo y actuando. Usted tiene estos dos remos a su disposición, pero debe remar. Si sigue con los dos remos, llegará del otro lado de ese lago que desea cruzar.