thumb do blog Renato Cardoso
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La solución de Dios para las injusticias

No hay paz mientras no haya justicia. Una cosa es segura, el juicio llega para todos, y la pregunta es: «Usted ¿será condenado o inocente?»

No hay paz mientras no haya justicia. Eso es un hecho, y es más complicado de lo que parece.

Entendamos: el concepto de justicia está incorporado en el interior de cada ser humano. Tenemos la sensibilidad, independientemente de la religión, de saber cuándo se comete una injusticia.

¿De dónde proviene ese sentido de justicia? ¡Viene de Dios! Esta es una de las mayores pruebas de la existencia de Dios y de que fuimos creados a Su imagen y semejanza. Pero, mientras anhelamos justicia, al mismo tiempo, hay un impedimento de alcanzarla en esta vida, porque a nosotros ¿cómo se presenta la justicia del mundo?

Por ejemplo, cuando el hijo de alguien es asesinado, ¿cómo reparará eso la justicia humana? Encarcelar al asesino no aliviará el dolor de los padres, tampoco traerá de regreso al hijo asesinado.

Observe que la justicia humana no logra reparar los daños. Por lo tanto, tenemos un gran dilema: por un lado, tenemos el corazón humano que clama por justicia, por otro lado, tenemos en este mundo una caricatura de la verdadera justicia, ¿cómo resolver eso?

Solo Dios traerá la perfecta justicia, solo Dios juzgará con perfección, porque es el perfecto Juez. Él no hace acepción de personas.

¿Cree en la justicia de Dios? Usted dice: «¡Sí!, creo». Bien, ¡la justicia de Dios también es para usted! Todos seremos juzgados, ¿y quién podrá salir ileso de ese tribunal?

Por lo tanto, entienda que, aun creyendo en la perfecta justicia Divina, también trae justicia sobre sí mismo, una justicia que lo condenará, porque todos fallamos.

Sin embargo, la justicia Divina, en su perfección, proporciona el perdón para resolver este dilema, porque no tendremos oportunidad ante el tribunal Divino. No obstante, cuando mostramos pruebas de nuestra fe en el Señor Jesús, nuestra creencia en Él nos da acceso al pago por nuestros pecados que nos trajo el perdón: la sangre del Señor Jesús. Este perdón resolvió nuestro problema con la justicia.

Vea que el perdón es la única solución para las injusticias que cometemos. Si usted no perdona, forma parte de las injusticias.

Solo Dios da el perfecto perdón y porque Él nos lo da, lo mínimo que espera de nosotros es que también se lo otorguemos a los demás.

Sin justicia no hay paz, pero sin perdón no hay perfecta justicia.

Vea el mensaje completo en el siguiente video.

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Colaborador

Obispo Renato Cardoso