Justo ante los propios ojos
Las personas más difíciles de ser alcanzadas por el poder transformador de Dios no son las malas. Ellas ya saben que son malas, por eso no tienen defensa. Admiten rápidamente sus equivocaciones, su maldad.
Las más difíciles son las que se creen justas anta sus propios ojos.
Mientras que usted se juzgue por sus propios conceptos de correcto o equivocado, siempre será absuelto. En cambio, por los altos padrones de Dios, será más difícil que usted escape.
Quien es justo ante sus propios ojos no necesita a Dios. Ya es su propio dios.
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