thumb do blog Renato Cardoso
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EL SÍNDROME DEL PENSAMIENTO ACELERADO: POR QUÉ ES TAN COMÚN Y CÓMO LIBRARSE DE ESO

“Sean gratos los DICHOS de mi boca y la MEDITACIÓN
de mi corazón delante de Ti, oh Señor, roca mía, y redentor mío.”

Salmos 19:14

Nuestra mente se alimenta de las palabras que escuchamos. Estas palabras, a su vez, se transforman en meditaciones, pensamientos que se desarrollan y permanecen en nuestro interior. Consecuentemente, estos pensamientos influyen en lo que sale de nuestra boca y en las actitudes que tomamos.

Actualmente, las personas sufren mucho debido al síndrome del pensamiento acelerado. Por la gran acumulación de innumerables informaciones que absorben, en un corto lapso de tiempo, no logran concentrarse, enfocarse, se ponen ansiosas y, consecuentemente, tampoco toman decisiones sabias, prudentes. Es como si el mundo sufriera una “falla mental”.

Dios es testigo de nuestros pensamientos, de lo que sucede en nuestros corazones, como también de cada palabra que decimos. Por eso, en el versículo de arriba, el salmista menciona un esfuerzo consciente para no pensar en lo que es desagradable, sucio e injusto. Una cosa es que un mal pensamiento surja en su cabeza y que usted luego lo rechace, no hay nada de malo en eso; pero otra cosa es que lo alimente, se entretenga con ese mal pensamiento, haciéndolo formar parte de usted. Ese es el peligro.

Vea el video de arriba (12 minutos) para aprender en la práctica a blindar su mente y presentar su interior como algo agradable a Dios.