Un hombre estaba intentando mover su sillón cuando este se trabó en la puerta de entrada de su casa. Decidió llamar al vecino para que le ayude. Empujón de aquí, tirón de allí y nada de que el sillón se destrabe. Después de mucho tiempo intentándolo, ya exhaustos, el vecino exclamó: “No hay forma. ¡Creo que nunca vamos a entrar esto!” Y el dueño del sillón dijo, mirándolo perplejo al vecino: “¿Entrarlo?”

Esta historia ilustra bien uno de los grandes problemas de la humanidad: la falta de comunicación.
A causa de esto, países entran en guerra, empresas van a la quiebra, pueblos odian a otros pueblos, religiones son creadas, hijos odian a los padres, y maridos y mujeres acaban divorciándose.

No pretendo con este post solucionar este problema. Creo que es un mal que nunca será erradicado del mundo, pues está arraigado en los pecados más capitales de la raza humana, como el egoísmo y el orgullo. Mi intención aquí es apenas señalar que este tal vez sea el motivo de muchos fracasos en su vida, especialmente en sus relaciones.

¿Qué hacer?

• Escuche más de lo que habla
• Trate de entender en vez de hacerse el entendido
• Preste más atención a lo que las personas hablan y busque entender qué es lo que realmente quieren decir (a veces son dos cosas muy diferentes, especialmente si quien habla es una mujer y quien oye es un hombre)
• Pregunte para comprobar si entendió
• No saque conclusiones precipitadas
• Tenga también paciencia en su forma de hablar – lo que es tan claro para usted, puede ser muy oscuro para su oyente
• No juzgue a la otra persona
• No presuma que su mensaje fue claro – confírmelo, pida feedback
• No sature a su oyente con informaciones innecesarias – hable apenas lo que él necesita saber
Tendrá mucho más éxito así.

¿Cuáles son sus historias más graciosas (o frustrantes) de la falla en la comunicación? ¿Ya se vio intentando interpretar o traducirle a alguien lo que el otro quiso decir pero fue mal entendido? ¡Cuéntenos! Pero sea breve…

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