thumb do blog Renato Cardoso
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El monstruo en la cabeza

Algo sucede cuando usted le cuenta su problema a una persona que puede ayudarlo. Aquel monstruo, que vivía atormentándolo en su cabeza, una vez expuesto, perece un mosquito más. ¡Zap! Listo, murió. Apenas el hecho de que usted se oiga hablando, contando aquel problema, organizando sus pensamientos para explicarle a otra persona lo que pasa, ya le ayuda (una de las razones de por qué muchas veces al psicólogo se le paga sólo para oír).

Ya vi eso suceder innumerables veces. La persona viene a hablar conmigo buscando una orientación, y llega como si estuviera cargando un armario en la espalda, de aquellos antiguos de los que usted debe recordar haber visto en la casa de su abuela cuando era niño. La persona viene cansada, afligida, sintiéndose incapaz, estresada, e incluso a veces estúpida. Pero, después de algunos minutos, la cosa va cambiando. Las ideas son aclaradas, el peso es retirado, y la sonrisa vuelve al rostro. Aún nada cambió en la práctica en la vida de la persona, pero dentro de ella todo cambió. Y cuando cambia adentro, cambia afuera.

Ya vi también lo contrario. Personas que cargaron un problema dentro de sí por años y nunca buscaron ayuda. Son personas que normalmente tenían vergüenza o un orgullo muy grande para buscar ayuda. Sea cual fuera la razón, el resultado es siempre el mismo: la situación explota y el problema termina venciendo a la persona. Lo gracioso es que cuando eso sucede, la vergüenza y la humillación son mucho mayores que si la persona hubiese buscado ayuda…

No estoy diciendo que usted tiene que salir por ahí contándole sus problemas a todo el mundo. De ninguna manera. Conseguimos resolver muchas cosas por nosotros mismos, y eso es muy bueno. Pero tenemos que reconocer nuestros límites. ¿Por qué vamos al médico, al abogado, o a alguien más experimentado en el trabajo? Porque reconocemos nuestros límites. Sí, hay personas que saben más que nosotros.

Por eso, si usted está viviendo un drama – sea cual sea – y no ha conseguido vencerlo solo, es hora de buscar ayuda. Sin embargo, atención: busque a alguien que realmente pueda ayudarle, que tenga buen carácter y reputación de haber ayudado a otros en el asunto sobre el que usted busca ayuda.

Y termine con ese monstruo antes que él termine con usted.