thumb do blog Renato Cardoso
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¡CORTE, CORTE!

El Señor Jesús dio una enseñanza un poco radical, pero muy sabia, y que, lamentablemente, muchas personas no practican. Él dijo: «Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno», Mateo 5:29.

Observe que Jesús usó, intencionalmente, miembros de nuestro cuerpo que son esenciales. Imagínese sin el ojo derecho, y aún dice: «Y si tu mano derecha…». ¿Qué miembros de nuestro cuerpo son más valiosos? Pero Jesús fue puntual en la ubicación, porque quiso que entendiéramos la importancia de todo, de lo más importante con respecto a lo que incluso puede ser importante, pero no tanto. ¿Qué prefiere, que le arrebate el ojo o su vida? Claro, ninguno de los dos, pero, si tuviera que tomar una decisión, naturalmente, elegirá su vida, que no se reduce a su ojo.

El Señor Jesús no Se refirió a los ojos y a las manos, Se refería a lo que nos hace tropezar en la fe. Muchas personas toleran lo que les hace tropezar, porque les gusta. Y, por no querer renunciar, ponen sus vidas en riesgo. Es como una pareja que prefiere separarse que compartir la contraseña de las redes sociales, ambos pierden algo más valioso por algo de menor valor.

Y le pregunto: ¿tiene conciencia de lo que lo lleva al infierno, incluso en esta Tierra? Tal vez sea algo pequeño que usted no quiere «cortar» de su vida: el vicio, la pornografía, una amistad, el orgullo. Y, con esto, se está ahogando.

El Señor Jesús nos dejó estas enseñanzas preciosas. Si quiere tener sabiduría, comience a identificar en su vida todo lo que le hace tropezar. Si es para tropezar, tírelo, deséchelo, sacrifíquelo, aprenda a desprenderse.

Vea el video y medite al respecto.