¿Y la alianza del corazón?

— ¿Y, todo bien? — le pregunto.
— Ah, más o menos — ella responde.
Ya veo por la respuesta que ella necesita desahogarse. Voy preguntando, hasta que ella desahogue…
— Mire, yo recibo las cosas que yo quiero, pero mi vida no cambia. Voy a la iglesia, oro por mi familia y por mi vida económica, veo resultados, pero aún falta algo. —
Acabo de llegar de la reunión muy bendecida en una de nuestras iglesias y, al final, estaba conversando con una señora y decidí escribir sobre este episodio.
Mientras ella hablaba, le prestaba atención mirando la alianza en mi dedo y fue cuando las palabras me vinieron:
– ¿Señora está viendo esta alianza? ¿Sabe lo que significa? Ella me miró sorprendida, debe haber pensado que yo estaba loca, porque no tenía nada que ver con el tema, pero ahora su total atención era mía.
Mi marido estaba en el altar aconsejando, lo señale y le dije:
— Cuando me casé con él, yo me comprometí a cuidarlo, serle fiel, compañera, hacerlo feliz y amarlo de todo corazón.
Saqué la alianza de mi dedo y la coloqué en el dedo de ella. Ella me miró sin entender.
— Es esa alianza que está faltando en su vida, amiga. No un compromiso con su esposo, sino un compromiso con Dios. Usted debe venir a la iglesia a buscar al que Bendice, que es mucho más importante que las bendiciones— le hablé muy tranquila.
— Cásese con Él y comprométase a cuidarlo para que Su Espíritu este desbordándola, sea fiel, sea compañera, hágalo feliz haciendo Su voluntad y, por sobre todo, ámelo de todo corazón. Vea bien, si al actuar así con mi marido, él me lo retribuye, ¿imagínese Dios?
Quise compartir eso, pues el error de muchas personas es exactamente ese.
¿Y el compromiso? ¿Dónde está la alianza en el dedo?
Portugués
Inglés
Francés
Italiano
Haití
Ruso