Vino viejo
Al principio de mi conversión, nació en mí un deseo muy grande de conocer más sobre las cosas de Dios, lo que es natural.
Y, en ese momento, no faltaron personas invitándome a conocer las iglesias que frecuentaban. Además de eso, me regalaban libros con contenido de otros pastores. Cuando encendía la radio o la televisión, lo que más había eran personas hablando de la Biblia.
Lo interesante es que antes, cuando estaba con la fe dividida en las religiones (incrédulo), nadie me había invitado a ir a una iglesia o a leer un libro.
Fue solo comenzar a hacer mis cadenas de liberación y las invitaciones comenzaron.
Tenía que tomar una decisión: aceptarlas o rechazarlas. Sin duda eso haría la diferencia en mi vida.
La emoción quería que yo me inclinase hacia las invitaciones, pero la razón decía: “¡No, no!”
Piense: Si usted se está sintiendo bien, ¿por qué oír a otras personas, leer otros libros o ir a otras iglesias?
Un domingo, el obispo Macedo dijo en su prédica que debíamos tener mucho cuidado con nuestra fe, y no mezclar el vino nuevo con el viejo. Caso contrario, nos volveríamos religiosos del Evangelio, con mucho conocimiento pero fracasados, sin vida.
“Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar.” Marcos 2:22
El obispo decía: “El vino viejo es la letra sin espíritu, por su parte el nuevo es la Palabra de Dios con Espíritu.”
“… la letra mata, y el Espíritu vivifica.” 2 Corintios 3:6
El diablo está trabajando, usando sus siervos dentro de las iglesias.
No podemos olvidar que él usó la Palabra de Dios en el desierto para intentar engañar al Señor Jesús.
Por lo tanto, necesitamos discernir de dónde viene la Palabra. Es preciso comprobar si el espíritu procede de Dios.
Bueno, tratándose de nuestra fe, no tenemos duda, ¿no es verdad?
Portugués
Inglés
Francés
Italiano
Haití
Ruso

