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Vidas que marcan – Colombia

Estimado obispo Macedo,

La Iglesia Universal está provocando una revolución silenciosa aquí en Colombia.
Nuestro país siempre fue conocido por el poder de los carteles de drogas que oprimen al pueblo y esparcen sangre en las calles.
Pero hoy, como nunca antes, existe un número cada vez mayor de pastores colombianos. Un ejército de hombres y mujeres recuperados de grupos criminales.

Muchos fueron liberados del vicio de la cocaína y, si no fuese por la Obra de Dios, estarían reclutados por el narcotráfico ocupando cargos de alto comando.
Ahora están siendo enviados hacia otros países, como Estados Unidos, Venezuela, República Dominicana y España, para predicar la Palabra de Dios.
¡Colombia está exportando hombres de Dios en vez de drogas a través de la presencia de la IURD!
¡Dejamos de enviar lo que destruye por lo que construye y reconstruye, por los que usan el Evangelio para levantar personas de la desesperanza!

Yo soy un testimonio vivo de esa revolución. Todo sucedió muy rápido en mi vida.
Nací viendo a mi padre golpear a mi madre en sus crisis de borrachera. A los 16 años, víctima del vicio del alcohol, ya había experimentado todos los tipos de drogas, lo que me llevó a sumergirme en la delincuencia.
Los grupos fuera de la ley con quien convivía llevaban drogas en rutas hacia Italia, México y Panamá, entre tantas maneras, utilizando las “mulas del tráfico”.
Eran jóvenes que viajaban después de tragar cápsulas de cocaína y heroína, envueltas en telas de guantes quirúrgicos, a cambio de dinero o del propio sustento del vicio.

En la guerra con la policía y con otros carteles, tuve colegas muertos, otros presos y casi fui asesinado a tiros. Vi la muerte de cerca varias veces.
Fui rescatado de ese infierno al conocer un pequeño trabajo de la IURD en el interior de Colombia y, poco a poco, fui transformado desde adentro hacia afuera.
Dejé la vida bandida, me liberé totalmente, decidí seguir las enseñanzas de Jesús y, hace 12 años, fui consagrado como pastor.

Como yo, tenemos centenas de hombres de Dios batallando para recuperar vidas de la perdición de la violencia.
El lanzamiento del libro “Nada que Perder” aquí en Bogotá reunió a ese ejército de pastores junto al pueblo colombiano.
Fue un evento festivo que se transformó en noticia en los periódicos y en la TV de aquí. Una alegría para conmemorar esta revolución que cambió nuestras vidas.

Después del lanzamiento, muchos han buscado la Iglesia curiosos por conocer más de cerca las lecciones de fe y perseverancia “de un brasileño llamado Edir Macedo”. El desafío que el Espíritu Santo nos propone ahora es usar su libro para aumentar, aún más, esa tropa de hombres y mujeres colombianos valientes. Un ejército de gente llena de gratitud dentro de sí misma.

Gracias, Obispo Macedo. Gracias Iglesia Universal. ¡Muchas gracias, Señor Dios!

Carlos Neusa, 41 años, pastor colombiano, Ciudad de Medellín

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