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Vida o muerte

En Brasil, es fácil hablar de cualquier cosa. Sin embargo, cuando el tema es la despenalización del aborto, o sea, dar a la mujer el derecho de interrumpir legalmente la gestación, todo cambia de forma. La hipocresía es general.

El tema aborto dominó el debate en las últimas elecciones y todavía está fresco en la memoria de todos. El Papa llegó al punto de enviar un mensaje especialmente a Brasil pidiendo que no votaran por candidatos que apoyasen la interrupción legal del embarazo.

Es interesante observar que en apenas el 26% de los países del mundo el aborto todavía es considerado un crimen. Cabe hacer hincapié en que estos países están en América Latina, África y Asia, que normalmente son dominados por dictaduras religiosas, económicas y políticas. Para que tengamos una idea, todos los países de Europa, inclusive Italia (sede de la Iglesia Romana), dejaron de condenar a las mujeres por practicar el aborto. Portugal fue uno de los últimos.

Infelizmente, se estima que anualmente se realizan 20 millones de abortos en condiciones inseguras en todo el mundo, y que aproximadamente 70 mil mujeres mueren en estos procedimientos ilegales. No hay cómo saber la cifra de las que sufren traumas físicos y psicológicos por ser atendidas clandestinamente.

No estamos, en ninguna hipótesis, promoviendo el aborto, una vez que podemos imaginar cuán difícil es para una mujer tomar esa decisión. Pero imagine cuántas provocan el aborto en casa sin asistencia alguna, por medio de métodos peligrosos con medicamentos vendidos ilegalmente y que terminan trayendo una serie de problemas. Mientras que otras buscan verdaderos “carniceros” sin ninguna garantía.

Imagine al mundo como un gran navío y en él toda clase de personas. Todos con sus problemas, preocupaciones, riquezas, deudas, esperanzas y frustraciones. De repente, sin que nadie se dé cuenta, una gran piedra se aproxima. Todo bien, está pensando en el Titanic, pude ser… Pero el punto es que una gran tragedia puede suceder. En breve, toda esa belleza se irá a pique. Comienza a entrar agua sin que nadie vea el agujero hecho por el iceberg. El comandante, mientras tanto, sabe lo que está por venir. Así es el mundo y las personas.

¿Cuántos están muriendo sin chances de salvación debido a la ignorancia de aquellos que deberían preocuparse con la vida de los que se están yendo a pique?

¿Con qué ojos ve Dios la situación del aborto? Con seguridad, compadecido con aquellas que son apedreadas por los hipócritas y fariseos. Pues, los religiosos de hoy tienen la misma visión encadenada de aquellos que casi mataron a la mujer adúltera (Juan 8:1).

Obispo Gonçalves

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