Vacío del alma
No es la falta de amor o lo superficial de la vida. No es la tristeza, ni la alegría. Pero, la sensación es incómoda, desagradable y cruel. Parece un agujero en el pecho, que aumenta a cada momento. El alma como un frasco de vidrio. Ni siquiera la condición social disminuye su dolor. Si no fuera por el semblante triste y caído, la víctima no tendría que reclamar. Algunos llamaron eso de angustia, depresión e incluso vacío.
Desde el punto de vista espiritual, el vacío del alma no es más que la sed de Dios.
Así como un auto necesita de combustible para moverse, algunos aparatos necesitan de electricidad para funcionar, y el cuerpo necesita de alimentos para mantenerse de pie, la presencia de Dios es la que llena el alma y le da sentido a la vida.
El auto no funciona con frijoles; los aparatos eléctricos no funcionan con gasolina y el cuerpo no sobrevive con una descarga eléctrica. De la misma forma, el alma sin Dios perece.
Su vacío muestra un grito desesperado. ¿Dónde encontrar refugio y la medicina que satisfaga sus necesidades?
La palabra de Dios tiene la respuesta:
La ley del Señor, restaura el alma. Salmo 19
Como suspira la abeja por la flor, así, por Ti, Dios, suspira mi alma.
Mi alma tiene sed de Dios, el Dios vivo. Salmo 42
Este domingo, 6 de febrero de 2011, a las 9:30 hs., ministraremos el Agua que sacia la sed del vacío del alma.
Av. Joao Días, 1800 – Santo Amaro – SP
Portugués
Inglés
Francés
Italiano
Haití
Ruso
