Transpirando la camiseta en el clamor
Jericó fue el primer gran desafío enfrentado por Israel en la conquista de la Tierra Prometida.
El Señor le dijo a Josué: Decídete AHORA, atraviesa este Jordán tú y todo este pueblo hacia la tierra que Yo les doy a los hijos de Israel.
Sus murallas infranqueables hubieran desanimado al más valiente soldado.
Pero, a causa de la fe en la Promesa del Dios de Abraham, de alguna manera sería derribada.
Jericó representa el propio infierno en la posesión de lo que está escrito.
¿Cómo conquistarla?
Solamente había una manera: apelar al Autor de la Promesa.
Solamente Él daría la dirección correcta de cómo traspasar tal barrera.
El Señor mandó al pueblo a prepararse.
Los sacerdotes tocarían las trompetas.
En el día indicado, el pueblo gritaría con todas sus fuerzas.
Josué ordenó: “No gritaréis, ni se oirá vuestra voz, ni saldrá palabra de vuestra boca, hasta el día que yo os diga: Gritad; entonces gritaréis.” Josué 6:10
“… los sacerdotes tocaron las trompetas; y aconteció que cuando el pueblo hubo oído el sonido de la trompeta, gritó con gran vocerío, y el muro se derrumbó. El pueblo subió luego a la ciudad, cada uno derecho hacia adelante, y la tomaron.” Josué 6:20
Sugiero que cada valiente haga en este domingo un ayuno de palabras a partir de medianoche.
Y, en el momento indicado, inmediatamente después de la dedicación de los diezmos y ofrendas, el sacerdote va a clamar (tocar la trompeta) con todas sus fuerzas, y el pueblo, juntamente con él, clamará al Dios de Abraham, de Isaac y de Israel el cumplimiento de Su Palabra.
Y el Espíritu del Señor será derramado.
¡Derramado como NUNCA!
Las murallas serán derribadas, cada una en frente de sí, y el pueblo de fe tomará posesión de su propia bendición.
Los enfermos serán curados, los oprimidos serán libres, las familias serán restauradas, las enfermedades incurables desaparecerán, el infierno huirá y el pueblo que ha honrado y respetado al Señor de los Ejércitos con sus diezmos y ofrendas especiales, verá las grandezas de Dios materializarse en su vida en los próximos días.
“Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no Le sirve.” Malaquías 3:18
¡Esa es mi fe!
¿Cuál es la suya?
¡Que el Espíritu de Dios tome posesión de cada uno al oír estas palabras!
En el nombre del Señor Jesucristo
¡Amén!
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