Tío Rico
Desde la hormiga hasta el elefante, desde el mosquito hasta la ballena, ningún animal necesita trabajar para comer. Ellos sí deben hacer el esfuerzo para llegar hasta la comida, pero no el de trabajar en el sentido de ganar dinero y cambiar trabajo o salario por alimento. Solamente el ser humano necesita hacer eso.
“Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. Mateo 6:26
La razón de eso la encontramos allá en el Edén. Al principio de todo, tampoco el hombre necesitaba trabajar para comer. Dios le había dado “todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer”, y le había dicho: “De todo árbol del huerto podrás comer…” Génesis 2:9,16
Pero el hombre no quedó satisfecho con todos los árboles que Dios le había dado; ni con todos los animales, aves, peces, agua, minerales y todo lo demás que había en la naturaleza. Él quiso el único arbolito que Dios no le había permitido tocar. Él quería todo para sí.
Y por no saber respetar ese límite puesto por Dios para su propio bien, el ser humano fue y tomó lo que no le pertenecía. Y así hubo una maldición: “Maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida… Con el sudor de tu rostro comerás el pan…” Génesis 3:17,19
Desde entonces existe esa guerra humana por el pan de cada día. Hambre, miseria, destrucción de la naturaleza, desequilibrios ecológicos y violencia por una migaja. Vea que ese sufrimiento y maldad no existen entre los animales – a no ser los provocados por el propio hombre.
Pero Dios ya proveyó una solución para esa maldición. Ella se llama diezmo. Devolver a Dios los primeros diez por ciento de todo lo que recibimos es el nuevo árbol que Dios plantó en este mundo para limitar la codicia humana. Y por eso Él, intencionalmente, vinculó el diezmo a la cooperación de la naturaleza con el ser humano nuevamente. Es una especie de reconciliación entre los elementos naturales y el diezmista.
Vea cómo se comportará la naturaleza con él, subrayado:
“Abriré las ventanas de los cielos sobre vosotros… Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice el SEÑOR de los Ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable.” Malaquías 3:10-12
Dios quiere restaurar nuestra condición de vivir en paz y disfrutar de nuestro trabajo. Lamentablemente, muchos no se satisfacen con los noventa por ciento y quieren tener también los diez.
Cambian todo por un arbolito. Prefieren la guerra contra la naturaleza a su cooperación.
Parece que les gusta sufrir.
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